Crianza y Educación Conscientes: Desmontando mitos que perjudican a los niños




El otro día recordaba una conversación que tuve con unas personas hace un tiempo. Hablábamos sobre educación y crianza, y yo les comentaba que, desde mi punto de vista, hacía falta un gran cambio de paradigma tanto en los colegios como en las familias que permitiera mirar a los niños de una forma más holística y curiosa, respetando sus sensibilidades, ritmos y diferencias individuales, además de sus necesidades de conexión, acompañamiento respetuoso y juego espontáneo y creativo sin objetivos predefinidos por los adultos.   

Aunque ahora no podría reproducir con exactitud la evolución de esa conversación, recuerdo dos cosas: 

1. Que yo era la única que proponía un cambio de mirada a favor de la lentitud, la inclusión y el derecho de los niños a descubrir el mundo a su propio ritmo, disfrutando de su infancia sin presiones ni estrés, apoyándose en relaciones cálidas, pacientes y empáticas (¡de nuevo la corregulación!). 

2. Que varios contra-argumentaron de una forma que me sorprendió bastante y que, lamentablemente, he vuelto a escuchar con cierta frecuencia a lo largo de los años: "Si tanta gente cría y educa de la misma manera, será porque está bien". (Refiriéndose a la educación y crianza convencionales, al paradigma que refuta la ciencia del cerebro).

NO, no está bien que los niños cada vez jueguen menos.

NO, no está bien que se castigue, amenace con consecuencias o se etiquete a los niños por sus comportamientos, sin tener en cuenta lo que los impulsa (un sistema nervioso desregulado, diferencias individuales o ausencia de habilidades madurativas). 

NO, no está bien que pretendamos que los niños repriman sus necesidades naturales (¡de movimiento!, entre muchas otras) en lugar de ayudarles a escuchar y a apreciar los mensajes de su cuerpo.

NO, no está bien que la ansiedad entre los niños siga creciendo año tras año y no nos paremos a reflexionar por qué ni a buscar soluciones alineadas con las más recientes investigaciones en neurociencia y desarrollo infantil.

Y pensando en un posible artículo que reflejara esta situación tan común como recurrente, me encontré en mis noticias de LinkedIn con un artículo de Rae Pica, consultora y escritora de educación americana, sobre este tipo de mitos que circulan y se defienden en nuestra sociedad actual. Un artículo tan elocuente y necesario que le pedí permiso para traducirlo y publicarlo en este blog... para que entre todos vayamos rompiendo mitos y aportando nuestro granito de arena en el impulso de un cambio de paradigma basado en la evidencia que alcance a las escuelas, los hogares y la sociedad. 

Os dejo con Rae Pica: 

"Hay muchísima información por todas partes estos días. Ya sea sobre lo que se necesita para ser un buen padre o madre, o sobre lo que los niños precisan para tener éxito.

Hay muchos mitos causando estragos en los niños, en la educación de 0-8 años (del inglés "early education") y en ti. 

No sé por qué la gente cree esos mitos. Y no sé por qué toda esa locura - y es una locura- comenzó. Sólo sé que quiero ponerle fin. Quiero que los hechos - y el desarrollo infantil- dicten cómo criar y educar a los niños. Y espero que tú quieras lo mismo. 

Entre todos los mitos que circulan en nuestra sociedad, hay cuatro que considero que son especialmente perjudiciales para los niños, los padres y los profesionales que viven y trabajan con ellos. Vamos a analizarlos sin ningún orden en particular. (¡Todos ellos hacen que me tire de los pelos!)


1. Cuanto antes, mejor

Este mito está profundamente arraigado en nuestra sociedad. Entre otras cosas, ha llevado a padres, administraciones, responsables políticos - e incluso a algunos maestros - a creer que:

  • Los niños deberían tener el curriculum de P5 en preescolar y de 1º de Primaria en P5.
  • Los niños deberían salir de preescolar sabiendo leer, y si es antes, mejor. 
  • Los niños deberían estar expuestos a aprendizajes académicos tan pronto como sea posible, si no se quedarán retrasados. 

Como resultado, me encuentro con historias de niños de cuatro años a los que se les pide hacer un dibujo de su familia (lo que está bien si no esperas un Rembrandt) y escribir una frase sobre ella. De niños de tres años que deben asistir a las clases del colegio a través de Zoom desde las 8.30 de la mañana hasta las 2 de la tarde. De niños de tres años de los que se espera cojan adecuadamente un lápiz.

Ninguna persona que entienda sobre el desarrollo infantil tendría jamás esas expectativas con niños tan pequeños. 


2. Los niños aprenden sentados. 

Muchos de nosotros asistimos a la escuela cuando era así:

De ahí que eso sea lo que la mayoría de adultos piensan cuando piensan en el colegio. Por eso, aunque ahora las fotos son en color, los colegios todavía y con demasiada frecuencia se ven así. 

¿Cuántas otras cosas puedes nombrar que no hayan cambiado en más de 150 años?

Los colegios son la excepción obvia -incluso, actualmente, cuando existen tantas investigaciones sobre el cerebro que nos indican cómo aprenden realmente los niños. 

Entre las consecuencias de este mito encontramos que:

  • A los niños se les niega la oportunidad de elegir sus modos de aprendizaje preferidos, que son el movimiento y el juego. 
  • A los niños se les niega la oportunidad de incluir múltiples sentidos en su proceso de aprendizaje.
  • Los niños se mueven nerviosamente porque su falta de movimiento les impide prestar atención. 
  • Los niños se hastían y son incapaces de concentrarse. 

El mito de que los niños aprenden sentados podría haber tenido algo de sentido antes de que existiera alguna ciencia que probara cómo aprenden los niños. Pero, de nuevo, actualmente tenemos abundantes investigaciones que determinan que el aprendizaje activo - experimentar físicamente los conceptos con los sentidos- es el más efectivo para los niños pequeños. 

Simplificando, los niños aprenden experimentando; por lo que al tenerlos sentados estamos impidiendo que aprendan de una forma óptima.  Con todo esto presente, ¿por qué queremos que se sienten?


3. Los aparatos digitales son necesarios para el aprendizaje. 

Es tan sencillo pensar que los brillantes y nuevos dispositivos son superiores a las cosas pasadas de moda como libros, bloques y juego. 

Quiero decir, ¿cómo es que las cosas simples y antiguas van a estar a la altura de dispositivos que ponen a nuestro alcance millones de datos e imágenes?

Hay muchas formas de contrarrestar esa creencia. Yo podría ofrecer evidencias sobre el increíble valor de los libros, los bloques, la plastilina, entre otros. Pero para mí la mejor manera de derribar este mito es citando los perjuicios que lo acompañan y señalando que ninguno de esos perjuicios se dan con los materiales buenos de antes. 

Algunos de los problemas asociados a este mito son:

  • A los niños se les niega, de nuevo, la oportunidad de aprender del modo en que la naturaleza pretendía.
  • El desarrollo del lenguaje se está retrasando.
  • Los niños tienen menos interacciones sociales, lo que es crítico en los primeros años de vida (0-8 años, del inglés "early years"). 
  • La ansiedad, depresión y agresión en los niños está aumentando.
  • Hay una epidemia de miopía, lo que incrementa significativamente el riesgo de trastornos oculares serios, como desprendimiento de retina (21 veces más), glaucoma (40 veces más) o cataratas (6 veces más). 
  • Las habilidades motoras finas y gruesas están resintiéndose. 

Y éstos son sólo algunos de los problemas. Me pregunto pues: en una época en la que los niños están tan sobreprotegidos que los pondríamos en una burbuja si pudiéramos, ¿cómo es posible que estemos pasando por alto los peligros reales inherentes al uso de las pantallas?


4. El juego es una pérdida de tiempo. 

Jugar es un impulso biológico y lo que la naturaleza desea para los más pequeños de casi todos los animales. ¿Puedes imaginar cómo sería tratar de evitar que gatitos bebés, cachorritos de perro y bebés cabras jueguen? La idea es absurda... y debería ser tan absurdo como eso dificultar que los niños jueguen. 

No sé cuándo decidieron los adultos que era esencial que los niños fueran "productivos". ¡Esa no debería ser una palabra que se asociara a la infancia!

Como resultado de este mito, nos encontramos con que:

  • Una vez más, a los niños se les niega la oportunidad de aprender de la forma en que pretende la naturaleza.
  • Como el Dr. Peter Gray afirma, el juego ha disminuido en la vida de los niños al tiempo que la ansiedad y la depresión han aumentado.
  • El recreo y el juego al aire libre están siendo eliminados de colegios y centros de educación infantil y primaria en favor de más "tiempo instructivo".
  • ¡Los niños ya no saben cómo jugar!

Se dice que cuando desmentimos un mito, creamos un espacio en la mente de una persona.Y para ser efectivos, tenemos que llenar ese espacio. ¿Y de qué mejor manera que con hechos?

Los que toman decisiones - ya sean padres, administradores o políticos- necesitan estar equipados con la realidad:

  • El desarrollo infantil no puede ser acelerado. Y los niños que empiezan a hacer cosas - ya sean de deporte o académicas-  cuando están listos a nivel madurativo, alcanzan y a menudo superan a aquellos que empezaron muy pronto. Con la lectura, por ejemplo, cuando los niños llegan a 3º de primaria (del inglés, 3rd grade), no hay diferencia entre los niños que empezaron pronto y aquellos que empezaron más tarde. Por lo que no tiene sentido alguno estresar a los niños pidiéndoles que realicen tareas para las que todavía no están preparados (por su nivel de desarrollo).
  • La actividad física y los descansos mejoran (y no limitan) el aprendizaje y la productividad. Hay muchísimas investigaciones sobre este asunto. 
  • Si los niños aprenden a través de la experiencia y adquieren el conocimiento a través de múltiples sentidos, los aparatos digitales y la realidad virtual no son el camino. Un niño sentado frente a una pantalla experimenta conceptos a través de dos sentidos, como mucho. Simplificando: las experiencias tri-dimensionales superan a aquellas bi-dimensionales.
  • El juego ofrece a los niños oportunidades de encontrar y resolver problemas - la capacidad número uno que necesitarán indudablemente en un mundo tan cambiante como éste. Les ayuda a expresar sus pensamientos y sentimientos, y a lidiar con el estrés. Enfrentar miedos que todavía no pueden entender o articular. A través del juego, los niños aprenden a leer y escribir, y desarrollan habilidades matemáticas y creativas. El juego simbólico, en particular, se ha asociado con habilidades de autorregulación, lo que resulta más determinante para un mayor éxito académico que el CI (coeficiente intelectual).

¿Dónde y cómo van a aprender los que toman decisiones acerca de estas realidades? ¡De ti! Tú eres el experto. Es por eso que suplico a los profesionales que trabajan con niños que compartan su conocimiento. Que cuenten sus historias. 

No tiene por qué ser difícil. ¿El único requisito? La habilidad de hablar con la gente y el orgullo en lo que haces. "

Puedes leer el artículo original en inglés de Rae Pica aquí. 


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FUENTE:

https://www.crianzaconconexion.com/home/


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