En las últimas décadas los aportes científicos entregados por distintas áreas del conocimiento han modificado cómo entendemos el aprendizaje y, en consecuencia, la enseñanza. Por tanto, han venido a modificar la manera en que tradicionalmente se desarrollaba este proceso. Una de las ciencias que mayor influencia e impacto ha tenido en educación es la neurociencia.
Hoy en día se ha establecido una nueva disciplina conocida como neuroeducación que estudia el papel que juega el cerebro en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los estudiantes. Esta recoge y articula los aportes de las ciencias de la educación y de la neurociencias, lo que permite estudiar los fenómenos educativos desde varios enfoques. Entre los hallazgos más significativos para mejorar el proceso educativo se puede mencionar: la plasticidad neuronal y el rol de las emociones en el aprendizaje.
Entre las conclusiones a las que han llegado los científicos, una de las que tiene mayor impacto en educación es que el cerebro asimila mejor los conocimientos si existe sorpresa, curiosidad e implicación emocional: “El cerebro sólo aprende si hay emoción”, afirma Francisco Mora, doctor en Neurociencia y catedrático de Fisiología Humana. El desafío está en incorporar todos estos descubrimientos en la práctica cotidiana del aula, para lo cual estas 5 propuestas concretas pueden ser de utilidad.
Competencias del neuroeducador/a
Afortunadamente, el puente entre la neurociencia y la educación es cada vez más cercano. Pero para que la información se transmita de forma adecuada y no caigamos en neuromitos o falsas verdades, necesitamos personas que sean capaces de transferir la información entre estas dos disciplinas tan dispares que utilizan lenguajes distintos. Y ahí es donde aparece la figura de lo que llamamos neuroeducador, una persona capaz de enseñar basándose en los conocimientos reales que disponemos sobre el funcionamiento de nuestro cerebro. Un cerebro muy plástico que nos permite aprender durante toda la vida y que es único y singular, lo cual abre las puertas de una educación más justa e inclusiva. Todos podemos ser neuroeducadores en nuestras aulas.
Y entre las múltiples aportaciones de la neurociencia que nos pueden ayudar a mejorar las clases, señalamos estas cinco propuestas de Francisco Mora (2013):
- Empieza con algo provocador. Una frase, una imagen o una reflexión que no les deje indiferentes.
- Conecta con la vida de tus alumnos. Presenta problemas que les afecten y hazlo de forma que lo vean interesante.
- Haz que quieran y puedan hablar. Crea un clima en el que no exista el miedo a expresarse y deja espacio para que construyan sus argumentos.
- Introduce incongruencias. El mundo está lleno de ellas. Usa la contradicción, novedad, sorpresa, desconcierto o incertidumbre.
- Evita la ansiedad. Reduce la presión y no pongas en evidencia a tus alumnos. Nadie aprende así.
La neuroeducación no es una moda pasajera, es una realidad que ha venido para quedarse. Conocer cómo funciona nuestro cerebro, puede permitir mejorar la educación y nos hace personas más íntegras y felices.
Guillén, Jesús; Pellicer, Irene; Forés, Anna (2016) 5 propuestas de la neurociencia para mejorar tus clases. Blog Building Talent, Educación y Cultura. Universidad de Barcelona. España. Recuperado de il3.ub.edu
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