¿Sirven algo las adaptaciones curriculares?



En un portal dedicado a la evaluación educativa cabría preguntarse de forma seria ¿qué es lo que realmente evaluamos con las Adaptaciones Curriculares?
Las adaptaciones curriculares son un conjunto de modificaciones en los elementos curriculares a fin de dar respuesta al alumnado con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo. No sabemos de qué respuesta se trata, pero así lo define la normativa.
El Real Decreto 126/14 sobre el currículo de la Educación Primaria, dice que cuando sean significativas la evaluación continua y la promoción tomarán como referente los elementos fijados en dichas adaptaciones.
La más reciente Orden de 14 de julio de 2016, sobre currículo de ESO en Andalucía, dice textualmente lo siguiente:“La evaluación del alumnado con necesidad específica de apoyo educativo que curse las enseñanzas correspondientes a la Educación Secundaria Obligatoria se regirá por el principio de inclusión y asegurará su no discriminación, la igualdad efectiva en el acceso y la permanencia en el sistema educativo”.
La forma de asegurar la permanencia en el sistema educativo de este alumnado es establecer que si el alumno o la alumna no alcanza los objetivos generales de la Etapa y sus correspondientes Competencias Clave no titulará.
CreativeMagic. Pixabay. CCO Public Domain
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Si entramos en un lenguaje docente-coloquial: las adaptaciones curriculares las usamos para aquellos niños y para aquellas niñas que no “siguen el nivel del aula”. Rebajamos los contenidos a trabajar y evaluamos con unos criterios de evaluación diferentes a los de su grupo clase, que por este mismo motivo deben tener un asterisco en el boletín de notas y en los documentos de evaluación. La marca viene a ser como la marca de hierro de los toros. Alumnado herrado para que no se pueda confundir con los de casta noble.
Por norma general, los criterios de evaluación escogidos para la adaptación curricular son elegidos de cursos anteriores, o en el mejor de los casos, son reformulados los del mismo curso, rebajando, recortando o eliminando ciertos matices o contenidos implícitos que se considera que no podrán ser alcanzados por el alumnado con NEAE.
Al hacerles esta adaptación significativa y “rebajarles” los contenidos hasta un desfase superior a dos cursos, estamos postergando la oportunidad de alcanzar los objetivos generales de la etapa. Esta alargadera puede llegar a durar tres años (en la educación secundaria, por ejemplo) tiempo extra que se le otorga para esta causa, siguiendo un ritmo individualizado, sin conexión alguna con los compañeros y las compañeras. Si lo consigue titula, si no, no.
Como es sabido, en la mayor parte de los casos no lo consiguen, y además, aunque la mayoría lo consiguiese, las pruebas externas no se pueden adaptar en las mismas condiciones que fueron adaptadas en la etapa de secundaria, por lo que no habría casi ninguna posibilidad de salir airoso con un título.
Con lo cual, esa ayuda diferente a la ordinaria que es la adaptación curricular, y que debe garantizar la permanencia en el sistema educativo del alumno con NEAE, se convierte en una “trampa” para que esa permanencia se derive a otras modalidades de escolarización que los alejen de la casta noble (modalidades de Aulas Específicas o Centros Específicos).
Por tanto, mi pregunta inicial tiene un gran peso reflexivo: ¿para qué sirven las adaptaciones curriculares? Para nada.
En muchas de las formaciones que ofrezco, insto al personal docente a no realizar adaptaciones significativas del currículo, sino que realicen un ajuste multinivel de los criterios de evaluación, ofreciendo diferentes niveles de adquisición y desempeño de las habilidades y destrezas que plantea cada criterio.
Broesis. Pixabay. CCO Public Domain
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Les invito a realizar una evaluación centrada en esos niveles mínimos de desempeño de cada uno de los estándares o indicadores de evaluación según las propias tareas que les han propuesto a los diferentes alumnos. Lo que ha venido en llamarse una “evaluación personalizada”.
Volviendo al lenguaje docente-coloquial: lo que yo pretendo es que el alumnado con NEAE trabaje lo mismo que el resto y que adquieran los aprendizajes que puedan lograr según sus propias formas de aprender. “Que pillen lo que puedan” pero que “lo que pillen, lo pillen siempre junto a sus compañeros y compañeras. Sus amigos y sus amigas”. Que sea mucho o sea poco, sea humano y digno.
Y para los que piensen que de alguna forma el ACNEAE está aprendiendo aunque sea a su ritmo y que de otra forma no aprendería nada, les contesto que si esta atención personalizada e inclusiva la llevásemos a cabo desde los primeros años de escolarización de todo este alumnado claro que irían adquiriendo avances y progresos, siempre y cuando cada contenido, por poco nivel de dificultad que exija, esté presentado desde múltiples formas de presentación y de complejidad. Todas las personas pueden aprender cualquier cosa, aunque no lo aprendan de igual forma.
Volviendo a esta invitación de evaluación personalizada, cuando la planteo normalmente lleva a los presentes a ponerse las manos en la cabeza alegando que no podemos evaluar a un alumno o alumnada con un “nivel” de tres cursos menos con los mismos criterios que los de casta noble. –Jamás lo conseguirán– me suelen contestar los más incrédulos.
Cuando me contestan esto les devuelvo la cuestión-Evalúa sus aprendizajes con los mismos criterios o estándares, pero siempre según lo que les propusiste. ¿Han alcanzado los aprendizajes propuestos? -Sí, pues dale su aprobado. -No, pues que suspenda. Que no apruebe, porque si los suspendes por no alcanzar los mismos criterios que sus compañeros lo más que le puede pasar es que no titule, que es exactamente lo mismo que le va a pasar si le haces una Adaptación Curricular Significativa que lo aleje de su clase durante toda su vida, llevando unaescolarización segregada e indigna.
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