¿Mi hijo tiene TDAH, altas capacidades o ambas cosas?

¿Mi hijo tiene TDAH, altas capacidades o ambas cosas? (1/3)

TDAH ALTAS CAPACIDADES 1_3

1. Introducción

En un post anterior presentábamos una introducción a la relación entre TDAH y alta capacidad. En esta serie de tres entradas vamos a analizar con detalle el diagnóstico diferencial de las altas capacidades y el TDAH describiendo: 1) La complejidad del fenómeno, dada las semejanzas entre algunas conductas propias del TDAH y las características que presentan los alumnos de alta capacidad (1ª parte); 2) Los criterios de diagnóstico del TDAH y el proceso de evaluación del alumnado con alta capacidad que presenta algunas conductas aparentemente propias de este cuadro (2ª parte); y 3) El diagnóstico diferencial entre la sintomatología del TDAH y las conductas derivadas de la alta capacidad, así como el doble diagnóstico de los alumnos que presentan conjuntamente TDAH y alta capacidad (3ª parte).

2. TDAH y altas capacidades: un diagnóstico complejo

Los alumnos con altas capacidades, dadas sus características comunes, presentan muchas conductas similares a las de los alumnos con TDAH. Ambos grupos pueden manifestar en ocasiones problemas sociales y dificultades académicas, si bien la desatención de los alumnos de altas capacidades se relaciona habitualmente con entornos de aprendizaje aburridos o poco estimulantes.
Muchos autores de relevancia opinan que no son pocos los alumnos de alta capacidad que son incorrectamente diagnosticados como alumnos con TDAH, si bien todavía no existen pruebas empíricas en la literatura científica que avalen esta intuición que personalmente compartimos.
El Trastorno por Déficit de Atención (TDA), bien con o sin hiperactividad (TDAH), incluye un amplio espectro de síntomas cuyos ejes principales son las desatención, la impulsividad, y la hiperactividad. Los estudios actuales de prevalencia del TDAH indican que este oscila entre el 3% y el 7% de la población escolar, con mayor incidencia entre los chicos que entre las chicas. La prevalencia de los alumnos con altas capacidades se sitúa al menos entre el 3% y el 10% de la población escolar. Si bien no existen estudios definitivos, sabemos que en torno al 3% de los alumnos con altas capacidades presentan también TDAH.

3. ¿TDAH, Altas Capacidades o ambos?

Algunos alumnos de altas capacidades sufren también TDAH, lo que se conoce como un ejemplo de doble excepcionalidad. Es importante recordar este aspecto porque algunos docentes y profesionales mantienen la falsa opinión de que ambas categorías no pueden coexistir. Reiteramos: los alumnos de altas capacidades pueden sufrir –y de hecho sufren en ocasiones- TDAH. Lo que sucede en realidad -dificultando su doble diagnóstico- es que, por una parte, sus competencias cognitivas encubren la mayoría de las veces los síntomas por TDAH que puedan presentar, y por otra, su sintomatología por TDAH les impide brillar más allá del promedio por lo que sus capacidades pasan desapercibidas.
No obstante, la experiencia clínica indica que una buena parte de los alumnos de altas capacidades diagnosticados por TDAH no cumplen todos los criterios de desatención e hiperactividad exigidos para el diagnóstico por TDAH. Aunque muestran conductas problemáticas en algunos contextos, estas se explican mejor por las implicaciones derivadas de sus altas capacidades. En resumen, han sido incorrectamente diagnosticados como alumnos con TDAH, y las estrategias de intervención que deben aplicarse en su caso son muy distintas de las requeridas para el TDAH.
El diagnóstico diferencial es complejo debido a que algunas de las características de los niños con alta capacidad se solapan con los criterios diagnósticos del TDAH.  Así, la dificultad para aceptar normas y límites es considerada un posible signo de TDAH, pero podemos encontrar un comportamiento similar en algunos niños con altas capacidades que desafían la autoridad de los profesores con sus preguntas o sus movimientos en clase o sus interrupciones debido a que se aburren.
Los niños con altas capacidades rinden adecuadamente si las tareas que se les presentan son de su interés y están motivados para hacerlas. La pérdida de interés y motivación hace que su rendimiento baje por ejemplo en las pruebas de velocidad de procesamiento o de memoria de trabajo del WISC-IV. Conviene por otra parte no olvidar que los niños de alta capacidad pasan entre una cuarta parte y la mitad del tiempo de un clase esperando a que sus compañeros acaben de entender lo que el profesor repite y reitera, un tiempo que se incrementa si el grupo-clase es muy heterogéneo. Pueden acabar rápidamente las actividades o comprender mucho antes los conceptos, por lo que las clases les resultan aburridas. Este tiempo extra sobrante propicia conductas en ocasiones disruptivas que pueden interpretarse como propias del TDAH y que muchas veces son el primer indicador para que los padres soliciten una evaluación por altas capacidades.
Muchas familias describen a sus hijos de alta capacidad como “hiperactivos”. Ciertamente, muchos de ellos desbordan energía y son muy activos. A diferencia de los alumnos con TDAH, las actividades de los alumnos más capaces pueden focalizarse de manera muy intensa durante largos periodos de tiempo. Su atención puede permanecer centrada en su foco de interés, habitualmente muy distinto del que plantean padres y profesores.

4. Semejanzas entre el TDAH y las características de los alumnos con altas capacidades: una síntesis

Como síntesis de esta primera parte, y como antesala a la presentación de los criterios diagnósticos del TDAH, podemos resumir las similitudes entre el TDAH y las altas capacidades en la Tabla 1.
Tabla 1. Similitudes entre el TDAH y las altas capacidades
Semejanzas entre el TDAH y las altas capacidades
En una entrada posterior analizaremos los criterios diagnósticos del TDAH y el proceso de evaluación en el caso de los alumnos con altas capacidades que presentan algunas conductas semejantes a este cuadro diagnóstico.
FUENTE:
https://robertoranz.com/

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