Claves para
prevenir el fracaso escolar en el TDAH
En el marco
del Seminario TDAH: origen y desarrollo, organizado por la Fundación Tomás
Pascual y Pilar Gómez-Cuétara y el Instituto Tomás Pascual Sanz, la Dra. Isabel
Orjales Villar pronunció la ponencia Claves para prevenir el fracaso escolar en
el TDAH.
Parte del
gran problema del fracaso escolar en el TDAH radica en que no se hace una individualización
en el estudio de estos niños para valorar si realmente necesitan repetir,
cuándo y el número de veces.
Hay que
conseguir que en el colegio comprenda qué significa este trastorno. Actuar
sobre los síntomas porque los síntomas se diagnostican antes que el
trastorno. Y no podemos esperar para las medidas psicoadaptativas al diagnóstico.
Por un lado
está la intervención en el aula y por otro una intervención psicoeducativa en
la que ese incluya entrenamiento en las habilidades del aprendizaje.
Dado que hay
comorbilidad con trastorno de aprendizaje en paralelo a la valoración del
TDAH se deben valorar las dificultades de aprendizaje y, probablemente, el
diagnóstico sea más claro que el de TDAH.
Explicar a los
profesores qué es el TDAH
Se nace con
la condición de TDAH pero la expresión del trastorno puede tener lugar a lo
largo del desarrollo. Y sobre esa condición biológica incide el efecto de la
educación como inhibidor o moderador de ese potencial. Y de ahí llegamos a
lo que nosotros utilizamos para el diagnóstico, que es la expresión
sintomatológica y el grado de desadaptación.
Cuando
diagnosticamos y evaluamos a un niño tenemos que saber que desgraciadamente no
podemos medir la afectación neurobiológica de fondo sino que estamos
midiendo la afectación neurobiológica más el impacto que lo educativo ha tenido
sobre ello.
Pero,
además, estamos hablando de que este trastorno se asocia a estructuras
cerebrales que están en proceso de maduración y nos dicen que el lóbulo frontal
no termina de madurar hasta después de la adolescencia. Y estamos
diagnosticando niños que están madurando. Entonces ¿cómo estamos diagnosticando
un déficit en funciones que están madurando? Pues por la sencilla razón de que
constatamos que esas aéreas cerebrales no maduran de la misma manera que los
niños de su edad. El trastorno existe en comparación con la población
general, con el desarrollo de los niños de su edad, no por la presencia
únicamente de unos síntomas. Pero se madura porque hay una estimulación
ambiental y educativa, y el momento del diagnóstico depende muchas veces en el
lugar en que ha estado, la exigencia ambiental. No es lo mismo el autocontrol
motor que se exige en un país latino que en Japón, por ejemplo. Y también del
entrenamiento, debido a la educación en general, y entrenamiento específicos
que hagamos con los niños.
Esto
quiere decir que debemos cuestionarnos que la intervención psicoeducativa es
fundamental porque sino el TDAH se nos convierte en un trastorno negativista
desafiante con adicción a las drogas y trastorno disocial, etc. Es decir, la
intervención psicoeducativa es protectora del deterioro. ¿Pero la intervención
psicoeducativa en general puede ser moduladora del trastorno? ¿Podríamos
incidir en programas de intervención que pudieran modificar el curso de ese
trastorno? ¿Y moderarlo?... Esto supone estudios de investigación muy
complicados.
Situación en el aula
En el aula
vamos a tener niños ya diagnosticados de TDAH y niños no diagnosticados, bien
porque nadie los ha derivado, porque están confundidos con niños mal criados, o
porque la intensidad de los síntomas o el nivel de desadaptación todavía no es
lo suficientemente exagerado como para que los especialistas consideren que
estamos en "la valla" de la patología.
Estamos
hablando de síntomas que tienen todos los niños de su edad evolutivamente,
¿cuándo se convierten en patológicos? cuando son desadaptativos, ¿cuándo son
desadaptativos? cuando el sistema de contención fracasa.
En el aula
vamos a tener niños que el profesor intuye que neurobiológicamente están fatal
pero que comportamentalmente están bastante ajustados, mucho más de lo que se
esperaría y que académicamente van funcionando aunque se les ve muy
hiperactivos, muy dispersos. Y niños con un patrón que aparentemente se intuye
menos severo pero que tienen un cuadro de lo más florido. Y el resto de los
tipos.
A los
profesores se les ha trasmitido durante años que necesitan un diagnóstico para
aprender como se trata a ese niño, pero nos hemos olvidado de que el profesor
lo que tiene es que resolver los problemas del aula. No hay que plantearse el
diagnóstico porque es muy complejo, tiene que ser multidisciplinar desde el
primer momento y va mucho más allá de lo que tú como profesional puedes ver en
el aula, que son los síntomas. Pero
además porque no se necesita que el niño esté diagnosticado para tener la
responsabilidad y la oportunidad de intervenir para modificar esto, aunque por
supuesto si tienes un diagnóstico y una descripción del perfil cognitivo,
comportamental, emocional y académico del niño tienes una información para
ponerte en marcha mucho más rápido y eficazmente.
Siempre han
existido buenos profesionales que han sabido tratar niños. Sin embargo el papel
del profesor no sólo es fundamental sino vital, porque el profesor tiene la
situación ideal: tiene niños haciendo actividades que requieren atención
sostenida, autocontrol emocional y motor, planificación, autonomía en el
trabajo, y tiene lo que le permite ver si es ajustado o no ese comportamiento
(24 niños de la misma edad haciendo lo mismo al mismo tiempo). Además puedes
intuir qué necesidades y adaptaciones necesitaría ese niño para poder
funcionar.
¿Qué papel tienen
los profesores?
Respecto
a los padres informar, pero no hablando del trastorno por mucha formación que
tengamos, sino de los síntomas, en qué medida son desajustados para la edad y en qué medida
le crean problemas. Y si el padre pregunta si puede ser hiperactivo o no, le
digo que podría encajar pero que lo debe ver un grupo de especialistas.
En la
entrevista tiene que decir: "esto es lo que yo conozco de tu hijo, me
gusta, me preocupo por él, te advierto de que esto es lo que estoy detectando,
en qué medida le crea problemas..." y nuestra posición como profesionales,
"he detectado este problema y he tomado estas medidas para solucionarlo,
tales medidas han funcionado, en otras necesito tu ayuda, y en otras no consigo
que funcione y necesitamos los dos ayuda profesional".
Respecto a
los profesionales cuando nos mandan cuestionarios de conducta que cada
profesional rellene el suyo determinando de qué modo conoce al niño, cuál es la
relación, qué tipo de asignatura y las diferencias trascurrido el tiempo.
Estos
cuestionarios hablan de intensidad, sin embargo el profesional que valora al
niño tiene que evaluar intensidad y desadaptación. Pj una niña que defeca en la
braguitas, ¿es normal? Si tiene 2 años y medio es normal, pero si es mayor, no
tiene diarrea, no hay problemas con los baños del cole (por ejemplo están muy
lejos), tiene 8 años y lo hizo delante de sus compañeros... Pues eso indica un
grado de desadaptación muy importante. Es decir, lo pida el profesional o no,
adjuntaremos al cuestionario información de otros profesionales, del que cuida
el recreo, del de comedor, de los profesionales especialistas y, además,
ejemplos de desatención, de hiperactividad, de falta de autorregulación... lo
más descriptivos posibles. Y ejemplos de trabajo de escritura.
¿Qué hacemos en el
aula?
Cambiar de
actitud, vamos a ver qué síntomas hay y qué hacemos si no termina las tareas. El seguimiento debe ser más cercano
"haz dos ejercicios y vienes a enseñármelo, te felicito y vuelves a hacer
otros dos". Que nuestro objetivo sea que terminen el curso mejor que lo
empezaron en lo académico, lo social y lo personal.
El niño con
TDAH es el hermano pequeño de todos los niños de la clase y en todas las
habilidades que se implican educativamente funciona como un niño más pequeño.
Si lo vemos así, sabremos cómo tenemos que actuar y no tendremos la sensación
de que estamos sobreprotegiéndole.
Hay que partir del nivel de necesidades que tiene e ir exigiéndole.
¿Qué pasa si no es TDAH y le estamos mimando mucho y hablamos con sus padres
...? Pues no va a pasar nada malo, va a estar muy contento, va a mejorar, y
pronto le vais a poder soltar de la mano. La mejoría a va ser que las
adaptaciones se van a reducir.
Programa de
entrenamiento en aprendizaje
La
ortografía es memoria visual, olvidemos las reglas ortográficas -que ni
siquiera los padres sabemos-. Si se escribe con "b" o con
"v" lo escribo dos veces y la que me suena más es la que vale. Los
niños con TDAH tampoco serían capaces de activar en su memoria cuando están haciendo
un dictado las reglas ortográficas que tendrían que aplicar. Se trabaja sobre
listas de palabras, sobre apoyo con imágenes y las autoinstrucciones como una
ayuda para enseñar a pensar.
Los niños
con TDAH tienen mayor inmadurez en la decodificación de instrucciones escritas,
por lo tanto no van a desentrañar los problemas de matemáticas sino son
capaces de mantener toda la información en la memoria de trabajo. Tampoco van a ser capaces de desentrañar un
problema si no les enseñamos a representar la información visualmente con un
esquema gráfico. Hay que
flexibilizar los deberes porque se debe seguir el ritmo de sus compañeros y
evitar el fracaso escolar. Los profesores se deben concienciar.
Los niños
con TDHA en el horario escolar tienen que tener un espacio para ordenar su
vida. Tampoco saben hacer exámenes con desarrollo, no es cuestión sólo de que
se les examine oralmente sino que haya un entrenamiento en hacer exámenes
escritos.
Dra. Isabel Orjales Villar, Profesora
del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de
Psicología de la UNED
Fuente:Instituto Tomás Pascual
¡¡Es buenísimo!!, creo que pocos profesionales se cuestionan el tema así, aunque no dudo que deben haber muchos que estarán de acuerdo.
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