por Jesús C. Guillén
Bueno para el corazón, bueno para todo
Hace poco, el gran neurocientífico Arthur Kramer nos explicaba que el cerebro humano rinde mejor si hacemos deporte. Sus investigaciones han demostrado que el ejercicio físico es fantástico para combatir la atrofia cerebral asociada al envejecimiento, mejorando la conectividad entre regiones y su funcionalidad. Y también han aparecido estudios en los últimos años que demuestran los beneficios del ejercicio en los más jóvenes. Por ejemplo, en una importante revisión que analizó el impacto de la actividad física en la infancia y en la adolescencia (Powell et al., 2019) se identificó una mejora en la salud cognitiva (rendimiento académico y funciones ejecutivas), la salud cardiovascular, la capacidad aeróbica y la fuerza muscular (disminuye el riesgo de padecer enfermedades crónicas), el peso corporal (combate la obesidad) y la salud mental (disminuye el riesgo de desarrollar depresión).
En otra revisión muy reciente en la que se han analizado los efectos de la actividad física sobre la cognición del alumnado en el contexto escolar, también se ha comprobado que las sesiones de actividad física de intensidad entre moderada y vigorosa producen mejoras en el rendimiento cognitivo (Martínez-López et al., 2020). Entre las intervenciones analizadas están las lecciones académicas físicamente activas, la actividad física combinada, los recreos activos y los descansos activos. En lo referente a estas dos últimas intervenciones, los autores sugieren que las escuelas deberían incluir en su jornada, como mínimo, un parón activo de 4 minutos de intensidad alta y un recreo también activo de 15 minutos, preferiblemente dos, porque producen beneficios sobre la concentración de los estudiantes en las tareas académicas posteriores que pueden durar entre 1 y 2 horas.
Sabemos que la atención es un recurso limitado y que nos cuesta focalizarla durante periodos de tiempo prolongados. Más allá de que no podamos hablar de intervalos de tiempo concretos, debido a los factores emocionales, motivacionales…, que pueden intervenir en el proceso, lo que está claro es que los parones en la actividad nos pueden ayudar a centrarnos de nuevo en las tareas, especialmente cuando son activos. También, por supuesto, nos pueden ayudar a incrementar la actividad física de los estudiantes, acercándola a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Y analizar su impacto puede ser relativamente sencillo. A continuación, explicamos un ejemplo concreto.
En una investigación desarrollada en dos escuelas de la provincia de Albacete, se analizaron los efectos de este tipo de parones activos sobre la atención de 73 estudiantes de entre 9 y 11 años (Contreras et al., 2020). Se llevó a cabo un programa de descansos activos en horario escolar compuesto de sesiones diarias de 15 minutos de intensidad moderada. Estas fueron repetidas cada día durante dos semanas consecutivas, comprendiendo un total de 10 sesiones, tomando como referencia algunos programas ya testados, como Dame 10 o Energizers. Por ejemplo, ¡Dame 10! (Descansos Activos Mediante Ejercicio Físico) consta de una serie de actividades físicas de una duración comprendida entre 5 y 10 minutos, diseñadas para trabajar contenidos curriculares en el aula, tanto de primaria como del segundo ciclo de infantil. Y es que parece que los mayores beneficios se obtienen cuando el ejercicio aeróbico va acompañado de una demanda cognitiva en la tarea.
Los resultados del estudio pusieron de manifiesto que los estudiantes mejoraron notablemente su atención (se utilizó como instrumento de medida el test de atención d2) y concentración tras las diez sesiones programadas.
Integrar el componente lúdico en la educación, junto a una mayor actividad física, es un camino directo hacia un mayor bienestar y un mejor aprendizaje.
Referencias:Contreras, O. et al. (2020). Efecto de los descansos activos en la atención y concentración de los alumnos de Educación Primaria. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 95, 145-160.
Martínez-López, E. J.et al. (2020). Alternatives of physical activity within school times and effects on cognition. A systematic review and educational practical guide. Psicología Educativa, Ahead of print.
Powell, K. E. et al. (2019). The Scientific Foundation for the Physical Activity Guidelines for Americans, 2nd Edition. Journal of Physical Activity and Health,16, 1-11.
FUENTE:
El dibujo es de Agustín ramos Pérez
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