El síndrome Savant y el autismo




Típicamente las habilidades se producen en cinco áreas: música, arte, calcular el calendario, matemáticas o habilidades mecánicas / visuales-espaciales. Otras habilidades que se producen con menor frecuencia incluyen el aprendizaje de idiomas (políglota), discriminación sensorial inusual, atletismo o sobresalientes conocimientos en campos específicos como la neurofisiología, la estadística, navegación o los ordenadores. Cualquiera que sea la habilidad que siempre se asocia con una memoria masiva y en algunos casos esta memoria es la habilidad especial.
Aproximadamente una de cada diez personas con autismo tiene habilidades savant; y 1 de cada 1.400 personas con retraso mental o déficits del sistema nervioso central distintos al autismo tienen el síndrome savant. Es decir, estas habilidades no se limitan al trastorno autista.
El síndrome Savant tiene un espectro de habilidades y el savant prodigioso es un término de muy alto umbral reservado para aquellos individuos extraordinariamente raros en los cuales la habilidad especial es excepcional y podrían considerarse como genialidad.
El síndrome savant también puede ser adquirido (“genio accidental”). Ha habido numerosos informes sobre personas que adquirieron habilidades savant luego de una lesión cerebral, a veces en un nivel prodigioso.
Estos casos plantean muchas preguntas interesantes acerca de la capacidad latente dentro de todos nosotros y de cómo aprovechar aquellas habilidades enterradas sin tener que soportar una catástrofe en el SNC.
Se creía que las personas con habilidades savant no eran creativas. Sin embargo, hoy se sabe, a través de casos clínicos, que esto no es así y que sí pueden tener altos niveles de creatividad.
Por otro lado, se asociaba el síndrome savant con un coeficiente intelectual bajo y ahora sabemos que los niveles de CI en personas con estas habilidades pueden variar. Mientras que muchos savants han obtenido niveles de coeficiente intelectual por debajo de 70, algunos tienen el coeficiente intelectual superior a la media (125 o más).
Es común en estos días aplicar el diagnóstico de Síndrome de Asperger a cualquier persona que es considerada como “genio”. Nombres como Einstein, Rembrandt , Mozart, Jefferson y muchos otros están barajando en este tipo de discusiones. Ya es bastante difícil hacer un diagnóstico preciso de autismo o Asperger en la vida real, con entrevistas y exámenes exhaustivos, como para tratar de aplicar diagnósticos post mortem.
También están los niños prodigio o genios del presente. Son niños, escandalosamente brillantes, pero sin autismo ni ninguna discapacidad subyacente, con habilidades espectaculares. No existe una “isla de genialidad” como en el síndrome savant sino que el coeficiente intelectual es alto en todas las áreas de funcionamiento.
Con todo el énfasis que hay hoy en día en el autismo y la necesidad de diagnósticos y tratamientos tempranos, es importante recordar que no todo niño que lee a los 18 meses, dibuja a los 2 años, tararea todas las melodías que escucha o le gusta alinear autos, se resiste a ciertos alimentos, insiste en la rutina, memoriza matrículas y cumpleaños, tiene cierto temor y fobias o tiene un retraso en la adquisición del lenguaje está dentro del espectro autista. 
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