Evaluar para aprender ha sido uno de los nuevos paradigmas de la educación, ante lo cual, aparecen las evaluaciones formativas como una alternativa integral.
En los últimos tiempos, y especialmente en el contexto de pandemia por Covid-19, la evaluación de los aprendizajes se encuentra en el foco de las agendas educativas. Tanto docentes como comunidades, han repensado prácticas de evaluación para garantizar la continuidad pedagógica.
Dudas como: ¿qué retroalimentación debo usar? o ¿la retroalimentación ayuda a los estudiantes?, son algunos ejemplos de dudas constantes. Por ello, el Centro de Investigación Aplicada en Educación San Andrés, de Argentina y América Latina, creó un documento llamado Evaluación y aprendizaje, ¿qué tipo de retroalimentación ayuda a aprender?, que entrega las indicaciones y motivos por los que es tan importante esta metodología, junto con advertencias e ideas para tomar acción.
Diseñar evaluaciones formativas permite reajustar las prácticas de enseñanza
Lejos de subrayar los errores en color rojo o marcar con un simple signo de “visto”, la retroalimentación, desde el enfoque formativo de la evaluación. Contempla instancias en las que se ofrecen valoraciones, se formulan preguntas, se brindan sugerencias, y se concibe al error como un recurso, que puede utilizarse para reflexionar sobre el propio recorrido.
Según el documento, los países están optando por diferentes estrategias y normativas para hacer frente al desafío de implementar evaluaciones formativas. Por ejemplo, tanto en Argentina como en Chile se decidió en 2020 y 2021 no evaluar con calificaciones numéricas y promover, en su lugar, el desarrollo de evaluaciones de carácter formativo.
Oral, escrito y mediante el uso de videos, son algunos métodos de retroalimentación
Lo anterior, con el propósito de retroalimentar el proceso de aprendizaje para orientar a los estudiantes y a sus familias, siendo la continuidad pedagógica el objetivo principal. Pero, ¿cuáles son las evidencias del impacto de la retroalimentación en los aprendizajes de los estudiantes?
Entre sus principales hallazgos, advierten que la retroalimentación formativa se ve potenciada en entornos virtuales, ya que el contexto ofrece una mayor inmediatez y flexibilidad. Por otro lado, permite identificar y rechazar hipótesis erróneas y proporciona a los estudiantes orientaciones para elaborar estrategias en beneficio de sus aprendizajes.
Asimismo, promueve la autorregulación y el desarrollo de tareas más desafiantes, conduce a un mayor compromiso o interés adicional en las tareas e influye en las creencias de los estudiantes sobre la importancia del esfuerzo.
Es un área sobre la cual se debe continuar profundizando
La retroalimentación no está exenta de advertencias a la hora de implementarla en el marco de la evaluación formativa. El documento explica que en la mayoría de los casos estudiados se presentan comentarios de estímulo del tipo “muy bien”, “te felicito”, “necesitas esforzarte un poco más”, entre otros.
Los expertos advierten que estos comentarios no son suficientes para generar un aprendizaje significativo, y destacan que, en los casos en que se realizan devoluciones descriptivas y/o reflexivas, se presentan mejoras significativas en los aprendizajes.
En este sentido, es importante resaltar que la retroalimentación no puede ser una práctica aislada, sino parte de un proceso integral que involucra todo el proceso de enseñanza y de aprendizaje.
Requiere un trabajo profundo sobre el clima del aula y la planificación de los tiempos
Algunas ideas para tomar acción y comenzar a implementar las evaluaciones formativas con retroalimentación, de acuerdo al documento, son:
- Especificar al alumnado cuáles son los objetivos de aprendizaje y cuáles son los criterios de evaluación, y retomarlos en diferentes oportunidades para que los estudiantes puedan identificar en qué lugar se encuentran respecto del desempeño esperado.
- Incluir instancias de retroalimentación, preestablecidas y sistemáticas, como parte integral de las prácticas de enseñanza, en las que, a través del diálogo, se oriente a los estudiantes no solo a recibirla sino también a ofrecerla.
- Involucrar a los estudiantes en sus propios procesos de evaluación. Por ejemplo, a través de la construcción conjunta de los criterios de evaluación, de instancias de autoevaluación, y de la reflexión acerca de la retroalimentación recibida.
Además, es clave evaluar de forma constante el proceso, para continuar mejorando la retroalimentación. Para los profesores, estas son algunos preguntas que siempre deben estar presentes:
- ¿Qué uso del lenguaje favorece el desarrollo de devoluciones formativas?
- ¿Qué tipo de devoluciones favorecen la metacognición de los estudiantes en el marco de la evaluación formativa?
- ¿Qué instrumentos o mecanismos pueden ser utilizados para revelar y compartir las evidencias de los aprendizajes con los estudiantes?
- ¿Con qué frecuencia se han de establecer los espacios de evaluación y retroalimentación formal?
Cuéntanos si aplicar este tipo de retroalimentación.
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