Claves para fomentar un pensamiento constructivo desde la infancia




La capacidad de elaborar pensamientos constructivos va a marcar cómo afrontamos las malas noticias, los cambios y las decisiones complejas. La infancia es el momento ideal para comenzar a desarrollarla y la familia tiene un importante papel.

Por Diana Oliver

Si 2020 fue un reto enorme a todos los niveles, 2021 no parece que vaya a ponérnoslo mucho más fácil. La pandemia nos ha obligado a cambiar muchas de nuestras dinámicas familiares, sociales y laborales. También la relaciones con los hijos se han visto afectadas por los vaivenes emocionales y la incertidumbre. En este escenario, nuestra capacidad de elaborar pensamientos constructivos va a marcar cómo afrontamos las malas noticias, los cambios y las decisiones complejas. La familia es el marco idóneo para fomentar este tipo de pensamiento y la infancia un momento fundamental, porque en ella comienza la construcción de nuestras habilidades emocionales y sociales.

Ahora bien, ¿qué es el pensamiento constructivo? Verónica Pérez Ruano, psicóloga y fundadora del centro de Raíces psicología, define el pensamiento constructivo como el tipo de construcción mental enfocada a tomar decisiones de la manera más adaptativa posible. “Con este tipo de pensamiento intentamos predecir lo que ocurrirá y nos enfocamos en conseguir nuestros objetivos con éxito. Es la parte del pensamiento que se encarga de analizar las diferentes opciones que tenemos y ayudarnos a decantarnos por una u otra solución a los problemas o conflictos a los que nos enfrentamos, de la manera más acertada posible. El pensamiento constructivo tiene una gran importancia en situaciones sociales porque nos ayuda a resolver conflictos y a manejarnos con el resto de personas de una manera adecuada”, explica.

Con este tipo de pensamiento intentamos predecir lo que ocurrirá y nos enfocamos en conseguir nuestros objetivos con éxito.

El papel de la familia

La familia es el contexto principal para la transmisión de valores pero también la encargada de dotar de herramientas que ayuden a los hijos a gestionar las emociones de forma adecuada a lo largo de la vida. Según la psicóloga Verónica Pérez, en el desarrollo del pensamiento, y específicamente del pensamiento constructivo, debemos tener en cuenta que influyen múltiples factores como son los genéticos, las experiencias previas o el método educativo recibido.

Señala también la psicóloga que desde la familia facilitaremos un pensamiento constructivo si permitimos espacios de aprendizaje basados en la reflexión sobre el propio aprendizaje. Por ejemplo, analizar cómo hemos llegado a solucionar un problema, qué tareas hemos tenido que llevar a cabo para ello, en qué otras soluciones habíamos pensado primero y por qué las hemos desechado. “Potenciar esto desde casa es fundamental para facilitar el aprendizaje autónomo, el que provoca verdadera reflexión y aprendizaje. Es lo que podríamos considerar “aprender a aprender”, que es la base del pensamiento constructivo”, señala.

Claves para fomentar un pensamiento constructivo

 

La psicóloga Verónica Pérez nos ofrece una serie de claves para el desarrollo de una actitud constructiva que ayude a nuestros hijos e hijas a lo largo de toda su vida.

  • La empatía: ser capaces de ponernos en el lugar de otra persona y entender las causas que le han podido llevar a actuar de una determinada manera. “La empatía se enseña siendo empáticos con los niños y niñas. Si la infancia conoce modelos de relación empáticos en su entorno cercano, muy probablemente comenzará a actuar de una manera más empática hacia el resto de personas que le rodean, lo que se traduce en una mayor capacidad para tomar buenas decisiones”, sostiene la psicóloga.
  • Pensamiento reflexivo: según la fundadora de Raíces Psicología, fomentar desde casa el pensamiento reflexivo ayudará a niños y niñas a analizar de una manera crítica los argumentos e ideas, tanto los suyos propios, como los que vienen del exterior o de otras personas. “Muchas personas cuando tienen una idea preconcebida muestran grandes dificultades para cambiar de opinión, ya que no practican la crítica reflexiva sobre sus propios pensamientos e ideas. El pensamiento constructivo facilita que seamos capaces de contrastar las opiniones de los demás con las nuestras, analizarlas de manera crítica y cambiar de opinión si es necesario”, explica.
  • Valorar diferentes puntos de vista y aceptar que nuestros hijos en ocasiones no estén de acuerdo con nosotros es fundamental para consolidar su pensamiento constructivo. Según Verónica Pérez es muy importante no asumir que nosotros tenemos razón por el hecho de ser adultos. “Muchos niños y adolescentes tienden a inhibir sus opiniones o actuaciones por vergüenza, miedo al ridículo o necesidad de aceptación. Si desde que son pequeños no aceptamos su personalidad, su manera de actuar y las ideas que transmiten, terminarán anulando su capacidad más crítica y reflexiva para adaptarse a las exigencias de las personas que les rodean y, poco a poco, irán apagando ese pensamiento constructivo”, explica.
  • No saturar la mente de información y estimulación. Según la psicóloga, para poder concentrarnos en una tarea de manera profunda y desarrollando un pensamiento constructivo, necesitamos tener una atención plena en dicha tarea. “Será difícil resolver una situación compleja si otras personas nos están hablando, si la tele está puesta, si estamos nerviosos o sentimos temor, si tememos las consecuencias que pueden ocurrir… Está demostrado que en momentos de alta intensidad emocional el pensamiento constructivo se desarrolla peor, por ello es necesario practicarlo en condiciones adecuadas para facilitar que después, en condiciones de estrés, se pueda llevar a cabo”.
  • La sobreprotección es enemiga del pensamiento constructivo: “Sobreproteger no es dar cuidados a la infancia, amar “en exceso” o crear un ambiente cálido y agradable en el hogar. Con sobreproteger nos referimos a tomar decisiones por el niño cuando puede hacerlo él mismo, no dejarle elegir cuestiones que le afectan directamente, no tener en cuenta su opinión por no considerarla válida y tomar nuestra opinión como verdadera por encima de la suya o supervisar y corregir todas sus tareas”, concluye.
FUENTE:

Comentarios