Educar en positivo


Nadie nace sabiendo educar: el educador ha de aprender. Es normal no saber desempeñar un papel que jamás antes hemos ejercido y al que no estamos habituados. Mucha gente, cuando hablamos de educación, se sorprende si lo asociamos con el talento. El filósofo José Antonio Marina define talento como “la inteligencia triunfante; es la inteligencia en acto, resuelta, es decir, que resuelve los problemas y avanza con resolución”. Sin embargo, nos gusta más la definición que ofrece en un “tuit”: talento es tener buenas ideas, tomar buenas decisiones y realizarlas.
Por Marta Prado Bullido y Óscar González
Del mismo modo que existe una gran variedad de inteligencias, también podemos encontrarnos talentos diferentes (científicos, musicales, financieros, etc.) No obstante, hay uno de ellos que rara vez se menciona: el que todos tenemos para educar (educar bien, por supuesto).
Tú ya eres un padre con talento. Y lo que te convierte en ello no son los conocimientos teóricos, sino de qué manera los llevas a la práctica. Ahí está la clave, en ser capaces de resolver problemas: la acción es la que te llevará a aprender y mejorar.
De los múltiples talentos que poseemos, algunos los desarrollamos y otros no. Por ello, tenemos que trabajar, ejercitar y desarrollar al máximo nuestro talento si queremos obtener el éxito esperado y realizar nuestra tarea de manera efectiva.
A continuación, mencionamos algunas cualidades necesarias que debe poseer un padre o una madre para educar con talento: amor, empatía, coherencia, sinceridad, compromiso, humildad, paciencia, aceptación, creatividad y respeto hacia el niño.
Otra de las cualidades que no aparece en la lista es el OPTIMISMO. Para educar hoy, más que nunca, es necesaria la alegría y el entusiasmo, mostrando siempre nuestra mejor sonrisa porque esto es lo que vamos a transmitir a nuestros hijos. ¿Quieres que tus hijos vivan en un ambiente en el que predominen las risas, la alegría y el “buen rollo” o, por el contrario, deseas que crezcan en un ambiente donde todo se critique, haya malas caras y prevalezcan las discusiones? Nosotros lo tenemos muy claro…
Si bien es cierto que cada uno tenemos un carácter y personalidad únicos, a ser optimista se aprende y enseñar a serlo entra dentro de nuestro papel y responsabilidad. Veamos de qué manera podemos llevarlo a la práctica:
1. Sonreír: No nos cansaremos de repetir que nuestro estado de ánimo (y también el de los que tenemos cerca) puede cambiar simplemente con una sonrisa (o mejor aún, riendo).
2. Eliminar las quejas: Nuestras palabras no solo describen la realidad, sino que la crean.
3. Actuar con sentido del humor: En la vida se nos van a presentar múltiples situaciones adversas y reveses que debemos afrontar con humor.
A continuación os ofrecemos algunas actividades para educar en positivo:
  • Programa actividades en familia donde la risa y el humor esté presente.
  • Ante situaciones que os parezcan importantes, tomároslas con humor.
  • Antes de ir a la cama, preguntadles cuáles han sido para ellos el mejor momento del día.
FUENTE: 
http://padresycolegios.com/ 

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