Educar a los niños sin gritar ni perder los nervios según Montessori Te damos algunas claves basadas en el método Montessori para tener más paciencia en familia


Beatriz Martínez
Periodista

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Déjame que comparta contigo algo que me ha pasado más de una ocasión. Mi hijo, que ahora ya tiene 6 años (o incluso mi hija que está apunto de cumplir los 2 años) se empeña más de una vez en ponerme las cosas muy difíciles, ya sea tirando los zapatos en lugar de ponérselo, dando contestaciones poco adecuadas o no haciendo caso a lo que les digo por mucho que los argumentos sean válidos y estén bien explicados.
Y es ante este tipo de situaciones que mi corazón y parte de la razón me dicen 'no es tan grave, no pasa nada', pero hay una vocecita interior (que nace de los temores que tenemos todos los padres) que me dice 'eso es intolerable, como no le pongas límites la cosa no va a ir bien'. Por supuesto que hay que poner límites desde el respeto y hablarles mucho para que entiendan las cosas pero, ¿de verdad es tan importante que aprendan a ponerse los zapatos o lavarse los dientes justo ese día? Mejor darles un poco de margen a que el asunto acabe en rabieta del niño y de los padres también.
¿Por qué te cuento todo esto? Porque me imagino que a ti también te ha pasado, por eso y porque me gustaría compartir contigo lo que he aprendido yo del método Montessori. No es que lo siga tal cual, ya sabes que lo que vale para un niño quizás no funcione para otro, pero sí que me ha sido de gran ayuda seguir estas premisas, llevármelas a mi terreno y utilizarlas según el contexto. Espero que a ti también te sean de gran utilidad. ¡Educar sin perder los nervios es posible!
1. Analiza qué es lo que te da miedo
Como te decía antes, muchas veces gestiono mal los comportamientos de mis hijos por temor a que 'vayan por mal camino'. Pues ese es el ejercicio personal que tengo que hacer como madre, averiguar todos esos temores y pensar que no son para tanto, es decir, relativizar. Hazlo tú también y saldrás ganando.
2. Cuando veas que no puedes más, visualiza un lugar que te haga sentir bien
Visualizar un lugar que te traiga bellos recuerdos o una de tus escenas cotidianas favoritas (yo adoro ver cuando mis hijos juegan juntos); resulta de gran ayuda para mantener la calma cuando hay situaciones de estrés en casa. Pero también lo es cuando se trata de ser positivos, educar sin perder los nervios y hacerlo desde el buen humor. Créeme, a mi me ha funcionado más de una vez, sobre todo cuando tengo un mal día.
3. Anota en una lista todas las cosas buenas que sabes que te van a pasar ese día
Este ejercicio tan sencillo sirve para guiar a los pequeños sin nervios ni agobios y también como método personal para lograr la felicidad. Anota en una lista todas las cosas buenas que vas a vivir ese día: ir a buscar a los niños al colegio, merendar con ellos, leerles un cuento... ¿A que ya te sientes mejor solo con pensar en ello?
4. Anticípate a la situación que te hace perder los nervios
Yo suelo perder los nervios por la mañana cuando tengo prisa por salir de casa y a mi hijo le da una pereza tremenda vestirse y lavarse los dientes. ¿Cuándo sueles perder tú los nervios? Se trata de anticiparse a esa situación, visualizarla y verte a ti misma en ella gestionándola de la mejor forma posible. Otra técnica Montessori que suele dar buenos resultados.
5. Disfruta de tus hijos todo lo que puedas
Sabemos que el ritmo de vida diario muchas veces no nos permite disfrutar de nuestros hijos todo lo que nos gustaría, pero siempre hay que sacar momentos exclusivos para ellos pues serán esos instantes de felicidad los que harán que nuestro estrés se aleje. ¿Tienes planes para este fin de semana? Organiza una salida con los tuyos, verás qué bien os sienta a todos.
Educar siempre desde la felicidad es la clave para hacerlo sin perder los nervios.

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