PERSONALIDAD
La personalidad se define como un ‘conjunto de rasgos y cualidades que configuran la manera de ser de una persona y la diferencian de las demás’, es decir, es la forma que tenemos de pensar, sentir y actuar. Es algo que forjamos día a día desde que somos pequeños.
El ambiente que nos rodea, las vivencias que tenemos con la familia, escuela y amigos, son piezas clave.
Tenemos dos tipos de mecanismos para conformar la personalidad a lo largo del tiempo son:
Aprendizaje observacional
El aprendizaje observacional, con el cual aprendemos las consecuencias de determinadas acciones viendo el resultado que generan en otras personas.
Aprendizaje directo
El aprendizaje directo, es el que todos conocemos por ensayo-error. A lo largo de nuestra vida vamos probando diferentes acciones y aprendemos lo que es agradable y desagradable. Lo agradable se va a convertir en nuestra motivación, querremos repetirlo, lo desagradable se tiende a evitar.
Sabemos que tener una dificultad de aprendizaje, muchas veces connota baja autoestima y motivación, pero ¿por qué?
Siempre hablamos de TDAH, Dislexia, TEL… pero no nos damos cuenta de que detrás de estas «etiquetas» se encuentran niños y adolescentes que vivencian sus dificultades con cierto conflicto.
El aprendizaje directo que tienen en muchos aspectos de su vida (escuela, amigos…) tienden a generar una sensación de fracaso continua; tropiezan constantemente, por lo que en la mayoría de los casos se acaban convierto en situaciones algo «desagradables». Ponen mucho esfuerzo, sin embargo, el resultado no suele ser el esperado.
Imagina que intentas hacer algo una y otra vez, y pese al gran esfuerzo que realizas no llegas a la meta propuesta. Es normal que acabe en frustración, desmotivación y/o abandono de la tarea, apareciendo conductas de evitación.
Lógicamente, estas vivencias negativas generan una baja autoestima, influyendo directamente en la personalidad. Por este motivo, los niños con dificultades de aprendizaje suelen ser más inseguros, les cuesta tomar decisiones, confían poco en sí mismos, evitan afrontar nuevos retos…
Los más introvertidos intentarán pasar por desapercibidos dentro del aula, interactuando lo menos posible, sin preguntar dudas, su comportamiento será bueno pues no quieren destacar ni llamar la atención.
También hay muchos otros casos en los que aparecen «conductas disruptivas», ocurre lo contrario, intentan llamar la atención de cualquier manera, portándose mal, molestando al de al lado…
AUTOESTIMA Y MOTIVACIÓN
Por eso, lanzamos la pregunta «¿Cómo se vivencia una dificultad en 1º persona?», ¿nos paramos a pensar cómo se sienten? Es una invitación a la reflexión a todas las personas implicadas en el proceso de aprendizaje de niños y adolescentes. A veces, nos centramos en las dificultades académicas y dejamos de lado la más importante, la autoestima y motivación, olvidándonos de que son la puerta de entrada para el resto de aprendizajes.
Os ofrecemos algunas pautas para reforzar la autoestima y motivación cuando hay una dificultad de aprendizaje:
No tratéis sus dificultades como un tema tabú, sentaros con él/ella cuantas veces haga falta, para hablar sobre qué le pasa, cuáles son sus puntos fuertes y débiles, porque acuden a terapia…
Ofrecedle un espacio y un clima de confianza, por si tiene algún problema que necesite compartir; que tenga la confianza de poder expresar sus emociones, sin sentirse juzgado por ellas.
Reforzad positivamente cada pequeño paso, cada mínimo avance; lo que para nosotros puede ser algo sencillo para ellos es un gran esfuerzo. No sólo necesita tener éxito sino que se lo subrayen.
No valoréis las notas sino el esfuerzo empleado. Sino llega a la meta, debemos hacerle/a ver que no pasa nada. Ofrecer refuerzo positivo.
Evitad comparativas, son muy dolorosas para ellos.
Reforzad aquellas cosas que se les dé bien, el deporte, la cocina, las manualidades… Que sienta que no todo se le da mal, que es capaz de destacar en algo.
Debéis ser conscientes de la realidad y adaptaros a ella. Esto supone realizar exigencias razonables a su capacidad y nunca presionar más de lo debido.
Nunca dudéis de sus capacidades y mucho menos delante de él/ella.
Dejaros asesorar por los profesionales y seguir las pautas que os proporcionen. Exigid contacto con la escuela; el trabajo multidisciplinar es importante cuando trabajamos una dificultad de aprendizaje.
No olvidemos que cada niño es único y su dificultad también lo es, así como la forma de afrontarla no siempre va a ser la misma. Recordad…
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