Cuando tienes un hijo con lo que se conoce como TDAH, ‘trastorno
de déficit de atención con hiperactividad’, una de las
primeras preocupaciones se centra en la escuela, en conseguir que rinda
académicamente todo lo posible y que no tenga problemas con profesores y
compañeros debido a su tendencia a distraerse, ser impulsivo o moverse
demasiado, incluso a posibles dificultades para regular sus emociones. Pero
tras la niñez viene la adolescencia y llega el momento en el que muchos de
estos niños con problemas de atención y funciones ejecutivas quieren
aprender a conducir. Es normal, pero aquí cabe hacerse una pregunta: ¿son
conductores menos seguros que los que no tienen TDAH?
Recientemente se ha publicado en Accidents: analysis
and prevention (2014) un metaanálisis sobre 16 estudios que analizan el
riesgo de accidentes en conductores con TDAH. El trabajo de revisión, publicado
por T. Vaa, del Institute of Transport Economics en Oslo (Noruega), nos detalla
algunas conclusiones interesantes:
a) El riesgo relativo de accidentes para alguien
con TDAH es de 1.23, el mismo que para conductores con enfermedades
cardiovasculares.
b) Si la persona con TDAH tiene además trastornos de
comportamiento o trastorno oposicionista desafiante, entonces aumenta
considerablemente el riesgo de sufrir accidentes de tráfico.
c) El tipo de infracciones que cometen más
frecuentemente los conductores con TDAH tiene que ver con el exceso de
velocidad, pero no con conducir bajo los efectos del alcohol o con la
conducción temeraria.
Según el autor, una posible hipótesis explicativa de la
tendencia al exceso de velocidad en las personas con TDAH podría ser que ésta
estimulase en alguna forma la atención y los tiempos de reacción.
Una investigación puso a los adolescentes de 16-17 años
con TDAH directamente en una condición de conducción simulada. Se
comparó el rendimiento en tres condiciones, 1) conducir sin distracción; 2)
conducir mientras hablaban por teléfono; y 3) conducir mientras escribían un
mensaje. Megan Narad y sus colaboradores, quienes publicaron su trabajo
en JAMA Pediatrics (2013) encontraron que, tras controlar los meses de
experiencia en conducción, los adolescentes con TDAH mostraban una
variabilidad significativamente mayor en la velocidad y en los cambios de
carril. Además, encontraron un dato que es importante para todos los
conductores: escribir mensajes mientras se manejaba el coche fue algo que
afectó negativamente a la conducción de todos los participantes, aunque empeoró
aún más el rendimiento del grupo de pacientes.
Los resultados de estos estudios son interesantes y sobre
todo subrayan la necesidad de realizar nuevas investigaciones que nos permitan
delimitar mejor el riesgo de accidentes en personas con TDAH, por el bien de
todos. ¿Cómo
ayudarles a que conduzcan mejor? Pues de entrada parece
recomendable proporcionar información a los jóvenes y sus familias sobre
este tema, para que puedan poner en marcha mejores prácticas a la hora de
conducir así como entrenar los procesos de atención y monitorización
dentro de su plan de tratamiento habitual.
FUENTE:http://www.unobrain.com/blog
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