Si tu hijo
ha sido diagnosticado con TEL (Trastorno Específico del Lenguaje), aquí van
unas recomendaciones prácticas que pueden resultarte muy útiles.
El Trastorno
Específico del Lenguaje (TEL) es una necesidad educativa de carácter
transitorio, que puede afectar el aspecto expresivo del lenguaje (TEL
Expresivo), y los aspectos expresivo y comprensivo (TEL Mixto).
La evolución
suele ser exitosa, especialmente si hay un trabajo conjunto entre el docente de
aula regular o educadora de párvulos, los profesionales de apoyo y la familia,
considerando relevante también el trabajo a temprana edad. Así lo asegura
Geraldine Gibson, profesora de educación diferencial con más de 10 años de
experiencia en proyectos de integración de niños con necesidades educativas
especiales (dentro de los cuales hay niños con TEL).
Ella destaca
el rol de la familia a la hora de apoyar a un niño diagnosticado con TEL: “un
niño, ¿dónde necesita el lenguaje? En la familia y en la escuela, en el mundo
real. Entonces, cuando se cuenta con el apoyo de los padres, de su entorno
social y escolar, más el de algún especialista (fonoaudiólogo), la evolución
generalmente es muy positiva”.
Tres
recomendaciones útiles
1.
Verbalizar las acciones que están desarrollando en conjunto con el niño:
describir, explicar y comentar hechos de la vida cotidiana. Por ejemplo, al
preparar un jugo, podemos decir: “vamos a preparar un jugo de fruta”, “vamos a
tomar la naranja”, “vamos a pelar la naranja” “vamos a preparar el jugo de
naranja”. De esta manera, el adulto (el papá, la mamá u otra persona
significativa de la familia) va modelando el lenguaje.
Además, al
verbalizar distintas acciones se puede incorporar vocabulario que el niño hasta
ese momento desconocía. Si van a hacer un dibujo, es distinto decir: “vamos a
dibujar una rayita acostada” a decir: “vamos a hacer un línea horizontal”; en
este último caso se está introduciendo a través del lenguaje dos conceptos
nuevos: el concepto de línea y el concepto de horizontal.
Geraldine
Gibson explica que si el adulto no ocupa el lenguaje para incorporar conceptos
nuevos o para ampliar conceptos acerca de los cuales el menor tiene
conocimientos previos, no se produce el andiamaje que se requiere. “Lo que yo
le diría a los papás es que aprovechen los contextos naturales de la vida
diaria para comentar hechos y hacer preguntas al niño, pero sin convertirse en
un interrogador. A veces los papás creen que por hacer muchas preguntas van a
estimular el lenguaje de los niños y en ocasiones es mejor esperar el tiempo
necesario para que el niño responda o nos comente algo en forma más espontánea
o dirigidas hacia un objeto, situación o acontecimiento. Hay que instarlo a
hacer indicaciones o comentarios, más que generar un proceso de pregunta y
respuesta que puede provocar ansiedad en el niño, sobre todo si tiene
dificultades para la comunicación”.
Además es
fundamental proveer de experiencias para que el niño tenga contenido, es decir:
“un qué comunicar”. El fonoaudiólogo Miguel Higuera, docente asociado de la
Escuela de Fonoaudiología de la Universidad Mayor, destaca que sobre todo hasta
los 5-6 años, es conveniente hablar al niño con TEL de lo que se tiene a la
vista o lo que se está haciendo, para ayudarlo a contextualizar la comprensión
y no sobrecargar su memoria y atención. Asimismo, es muy importante tener
en cuenta que el contacto ocular es fundamental dentro de esta comunicación.
2. Aprovechar
las rutinas de la vida cotidiana para ordenar el pensamiento. El lenguaje está
muy ligado al pensamiento y organiza el pensamiento. Todos los niños tienen
rutinas: para lavarse los dientes (se pone pasta en el cepillo y luego se abre
la llave de agua), para comer un plátano (siempre se saca la cáscara y luego se
come el plátano), etc. "Eso es un script –señala Geraldine Gibson-:
una secuencia de dos acciones que tienen un antes y un después y que siempre
ocurren de la misma manera". En ese sentido, los papás pueden aprovecharse
de los “script cotidianos” y hacer al niño preguntas como las siguientes: “Ahhh,
¿qué vamos a hacer primero?, ¿qué vamos a hacer después? Lo que hacen los
papás es ir introduciendo secuencias a través del uso de las palabras: primero,
luego, finalmente. Eso permite usar el lenguaje para secuenciar acciones, crear
o construir un orden mental”.
3. Trabajar
el aspecto pragmático de la comunicación desde muy pequeños. A veces lo
que falla es justamente este ámbito de la comunicación: cómo usar el lenguaje,
cuándo usarlo, en qué contexto usarlo. Geraldine Gibson explica que “hay niños
con TEL que tienen dificultades al momento de respetar turnos en el habla, que
no saben cómo reparar quiebres en una conversación, cómo ser atingentes en lo
que dicen, manifiestan muchas dificultades para
mirar a los ojos a quien le está hablando, para seguir un diálogo o para
preguntar algo si no lo entendió. Esas habilidades pragmáticas suelen estar
descendidas en los niños con TEL. Po ejemplo, en el caso de respetar turnos en
el habla muchas veces esto se produce porque no han practicado esta toma de
turnos desde muy temprana edad. Aquí hay que recordar la importancia del
lenguaje no verbal, cuando el bebé hace sonidos y mira a la madre y la madre le
devuelve esa mirada; en ese momento, ella ya está estimulando estas habilidades
que su hijo va a necesitar cuando sea más grande”.
Cómo
ayudarlos a comunicarse mejor
-Hay acciones
muy concretas a través de las cuales los papás pueden apoyar a su hijo/a con
TEL para que sea capaz de comprender mejor lo que escucha y, al mismo tiempo,
que aprenda a iniciar y mantener un diálogo. Por ejemplo:
- Reducir
la complejidad del lenguaje utilizado, en cuanto a la cantidad de palabras, el
tipo de frase y la velocidad del habla. “Es bueno imaginar que hablamos con
un extranjero, para así hacerlo de manera lenta y simple, para que nos
entiendan”, explica el fonoaudiólogo Miguel Higuera.
- Dar
instrucciones al niño. Primero son instrucciones muy simples: “pásame el
lápiz”, después: “pásame el lápiz y cierra la puerta” (un enunciado con dos
variables), luego una instrucción más compleja: “pásame el lápiz, cierra la
puerta y tráeme un vaso de agua por favor”. Es importante que el papá o la mamá
vaya observando cómo el niño va comprendiendo las instrucciones que él le da en
la vida cotidiana. Mientras los enunciados son más complejos participa más la
memoria de trabajo; y los niños con TEL generalmente tienen dificultades en la
memoria y en la función ejecutiva; entonces, los papás pueden utilizar las
instrucciones para estimular la memoria.
-
Preguntar al niño qué hizo en el colegio. No es una tarea fácil, generalmente
los niños no cuentan lo que hicieron en el colegio, pero el papá o la mamá puede pedirle que haga
un dibujo para que él pueda apoyarse y a partir de ahí comentar algunos hechos
del día. Aquí, tal como explica Geraldine Gibson, “lo más importante es el
vínculo entre papá/mamá e hijo, darse el tiempo para la comunicación y
aprovechar las instancias familiares de la vida cotidiana para conversar,
dialogar, describir, observar. El lenguaje no sólo es lenguaje hablado,
también es pensamiento, observar un comentario también es parte del lenguaje”.
-
Desarrollar un diálogo con el menor. Por ejemplo, el papá al leer el diario
puede mostrar al niño una imagen y hacerle un comentario en forma intencionada
para iniciar un diálogo. Si sale una fotografía de fútbol, le puede decir: “Mira, el próximo
domingo se realizará un partido de fútbol en el Estadio Nacional…” No algo
complejo ni muy extenso, pero sí un comentario alusivo a esa fotografía para
ver qué responde y así comenzar a generar un diálogo. El papá también puede
mostrar esa fotografía al niño, pero sin hacer ningún comentario y esperar a
que espontáneamente el niño diga algo. Si no reporta nada, puede decir una
palabra inductora: “fútbol”. A lo mejor a partir de esa palabra, el niño dice
algo. Si no dice nada, el papá va agregando más elementos. “El adulto siempre
va dando apoyos, de menos a más. Hay que desafiar al niño para que vaya
construyendo el lenguaje, pero para eso necesita escuchar y hablar , necesita
modelos en que apoyarse, que yo le
repita ciertas frases o palabras y reforzarlas”, señala Geraldine Gibson.
- Ordenar y
agrupar las palabras en categorías. Algunos ejemplos:
¿Qué fruta
quieres? Ah! vas a comer una manzana, la manzana es una fruta, yo voy a comer
una naranja la naranja también es una fruta. ¿Vas a jugar con tus juguetes?
¿Qué juguete vas a llevar? El auto, tu auto es un juguete.
- Hablar
en forma correcta al niño. Si el niño dice al papá: “¡quiero la peota!”, el
papá le puede repetir lo mismo que él dijo, con la correcta articulación:
“Ahhh, quieres la pelota”. Le presenta el modelo correcto. Geraldine Gibson
explica que en una instancia como ésta “el niño escucha, se siente acogido,
porque el papá está diciendo lo que él dijo, pero además escucha lo que él dijo
en forma correcta. Incluso, el papá puede ampliar la frase y decirle: “Ahhh, tú
quieres la pelota roja, ¿o quieres la amarilla?”
Nuestros
entrevistados coinciden en que si el niño dijo mal una palabra, no hay que
corregirlo en forma explícita, sino aprovechar el error para generar una
instancia de aprendizaje. “No es conveniente sancionar al niño y decirle: “No, no se dice así, no
se dice peota”, porque esa corrección afecta la intención comunicativa y ésa es
la base para que el niño con TEL se pueda sentir más seguro en relación con el
lenguaje”, afirma Geraldine Gibson.
Miguel
Higuera agrega: “Si el niño dice “me poní un zapato”, el adulto puede decir
algo como “no te escuché, me poní o me puse un zapato?” Así el niño/a tiene la
sensación de que le preguntan la alternativa correcta (y él o ella la sabe) y
no que se ha equivocado.
Actividades
simples, pero efectivas
- Jugar a
las secuencias con el niño. Por ejemplo, decirle: “auto, pala, pan” y
pedirle que repita la misma secuencia para estimular la memoria auditiva
secuencial. “Los especialistas le ponemos ese nombre, el papá o la mamá no va a
estar pensando en memoria auditiva secuencial, pero de lo que se trata es de
que el adulto juegue con el niño repitiendo palabras en un mismo orden”,
explica Geraldine Gibson.
- Potenciar
el jugar a leer: leer cuentos al niño y escuchar el cuento que él me está
“leyendo”. Para que el niño tenga interés en una actividad como ésta, es
importante que vea a sus papás leer.
- Realizar
juegos y actividades como gymcanas, circuitos motores y juegos de imitación
para ayudar al desarrollo de la coordinación motora fina y gruesa. Asimismo, es
importante dibujar, pintar, armar bloques o puzzles, para favorecer la
atención, la memoria, la imitación y la capacidad de resolver problemas físicos
o mentales.
Hay que
recordar que es necesario graduar las actividades y juegos, comenzando por lo que el niño
puede hacer y aumentar de a poco la dificultad para proteger la autoestima y
desarrollar la motivación necesaria, recordando que a los niños con TEL les
cuesta más atender y comprender que a cualquier otro niño, al menos, en los
períodos iniciales de estimulación.
Fuente:Geraldine Gibson, docente de la carrera de educación diferencial de la Universidad Católica Raúl Silva Henríquez
Comentarios
Publicar un comentario