La inseguridad en los niños suele aparecer como consecuencia de una marcada sobreprotección de los padres. Algunas pautas son clave para ayudar a los hijos a ser más seguros y autónomos.
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¿Cómo es un niño inseguro?
Tratar de que los hijos no experimenten frustraciones o fracasos es una estrategia poco recomendable. Envolverlos en una burbuja puede funcionar a corto plazo, pero cuando deban salir al mundo exterior esa transición se les hará muy dura e incluso desbordante. Por ello, es esencial empezar a dejar cierto margen de independencia acorde a la edad si queremos que un niño crezca sintiéndose seguro y capaz de tomar la iniciativa. Si crees que has podido caer en la sobreprotección a la hora de criar a tu hijo no te fustigues. En su lugar, analiza la situación y trata de seguir las pautas que aquí vamos a plantear acerca de cómo ayudar a un niño inseguro.
Todos los niños del mundo pueden sentirse inseguros en ciertos momentos. Sin embargo, cuando la inseguridad se vuelve una constante esto constituye un problema que debe abordarse. Los niños inseguros suelen convivir con un sentimiento constante de temor y miedo al fracaso y sufren enormemente al pensar que los demás pueden llegar a abandonarlos. Generalmente, los niños inseguros suelen presentar características como las siguientes:
Dudas constantes y mucha dificultad a la hora de tomar decisiones.
Baja tolerancia a la frustración
Miedo a equivocarse o hacer las cosas mal
Escasa autonomía, dependencia de los demás para hacer hasta las tareas más básicas
Dificultad a la hora de relacionarse con los iguales y hacer amigos
Escasa confianza en sí mismo
Presencia de miedos, algunos pueden ser propios de edades más tempranas. Es habitual la presencia del miedo a la oscuridad, a los animales, al colegio (este puede relacionarse con la presencia de acoso escolar), a los médicos, a hacerse daño, a dormir fuera de casa o al agua.
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