En la edición del mes de febrero de la Revista “Aula de Innovación Educativa” de la Editorial Graó, he publicado un artículo de opinión al que he llamado “Tres malos usos de la expresión Nivel de Competencia Curricular“.
Os dejo aquí una versión más extendida de este artículo en el que intento aportar mayor claridad a este concepto para aplicarlo sin usos diagnósticos.
En voz Alta – Antonio Márquez – Rev. Nº 279
El Nivel de Competencia Curricular
Son muchísimas las ocasiones en las que aparece la expresión nivel de competencia curricular (NCC en adelante) en nuestra jerga docente. En muchas ocasiones lo hemos reducido a la expresión “nivel” y lo usamos en momentos cotidianos del aula en frases como ¿Qué nivel tiene esta alumna?, esta clase tiene mucho nivel o su nivel está dos años por detrás de sus compañeros.
El NCC se define como el nivel que ha alcanzado un determinado alumno en cada una de las áreas o materias curriculares de las etapas de enseñanza básica.
De este modo el NCC se configura como aquello que el alumnado domina, sabe hacer, tiene adquirido o, denominación más utilizada “tiene aprobado”. Generalmente el profesorado realiza una prueba de “nivel” a comienzos de curso para obtener información que le precise re-ajustar sus diseños didácticos en base a los conocimientos adquiridos por el alumnado.
Primer mal uso de la expresión “Nivel de Competencia Curricular”
Cuando nos referimos a NCC para intentar establecer el “nivel” de un/a determinado/a alumno/a es cuando encontramos el primer mal uso de esta expresión, ya que en términos generales se emplea como sinónimo de nivel en el que, en términos excluyentes, “se debería empezar a trabajar”. Así decimos que un/a alumno/a tiene un NCC de 3º de primaria cuando afirmamos que este/a alumno/a debe trabajar objetivos y contenidos propios de tercero. Ateniéndonos al término NCC estrictamente, deberíamos trabajar objetivos y contenidos de cuarto ya que el término NCC delimita lo que sabe hacer o tiene adquirido, por tanto tercer curso ya lo tendría alcanzado.
De cualquier forma, ni en un caso ni en otro tendríamos que trabajar elementos de estos cursos, sino los propios del curso en el que está escolarizado, y desde aquí presentar todos los ajustes necesarios para que los alcance en la medida de sus posibilidades.
Segundo mal uso
Pero no es éste el único caso de un uso excluyente y mal interpretado. Me gustaría que analizásemos en sentido amplio la siguiente pregunta frecuente: ¿Qué nivel tiene este alumno? Cuando preguntamos el NCC de un determinado alumnado afirmamos con certeza que tiene, por ejemplo, un nivel de tercero cuando por edad cursa sexto. Ahora bien, el nivel de competencia curricular no es plano. No se determina en un alumno o alumna, de modo estanco, un nivel determinado, como si fuese un todo compacto. ¿Nivel para qué área? ¿Nivel para qué contenidos? ¿Nivel de competencia o de adquisición de contenidos? Es necesario plantearnos esta pregunta en modo amplio porque un alumno va alcanzando muchos y variados hitos en su desarrollo y aprendizaje, fundamentalmente en base a sus potencialidades.
Así podemos encontrarnos a un alumno o alumna con TEA cuyo nivel de expresión oral puede ser óptimo, aunque la pragmática del lenguaje no la domine en exceso; o a una alumna con parálisis cerebral cuya pragmática sea perfecta, pero su nivel de expresión sea ininteligible. ¿Qué nivel tiene entonces en el área de Lengua Castellana y Literatura?
O imaginemos un alumno con dificultades específicas de aprendizaje, cuyos niveles lectores (bloque de contenidos de comprensión lectora) estén muy por debajo de sus compañeros de edad, pero al tiempo presente una asociación visual extraordinaria con la que aborda sin dificultad los conocimientos en áreas como las ciencias, la música, plástica u otras. ¿También tendría un nivel de tercero estando en sexto? ¿En todas las áreas?
Entonces ¿por qué afirmamos que este alumno tiene un nivel de competencia de tercero? La respuesta es que siempre lo justificamos en base al nivel (siempre mal interpretado) que tenga en lectura, escritura y cálculo. Lo demás es absolutamente irrelevante. Es lo único que manda en nuestro modelo. Injusto, sin duda.
Tercer mal uso del NCC
Y la tercera forma de dar mal uso al NCC: el desfase curricular. En nuestro modelo de adaptaciones curriculares se apela mucho al NCC para poder justificar la puesta en práctica de adaptaciones no significativas o significativas, según se trata de un desfase en su NCC de un curso, o de dos cursos o más.
Ahora bien, tanto la expresión NCC como la de Adaptación Curricular, contienen la palabra curricular, y aunque sea una obviedad son expresiones relativas al currículo. En este caso tendríamos que centrarnos en el desfase que se da exclusivamente en las áreas curriculares, comparando los criterios de evaluación de su curso actual con sus precedentes en cursos anteriores.
Pongamos dos ejemplos. Un alumno escolarizado en 1º de primaria, cursando por primera vez áreas curriculares, no podría tener ningún desfase ya que en Infantil no se trabajan las áreas curriculares. Es decir que 1º sería como un punto de partida (de hecho Infantil no es enseñanza básica) ya que en Educación Infantil no existen áreas curriculares sino Áreas del Desarrollo Infantil. Un alumno cursando 1º de Primaria, en el área de Ciencias de la Naturaleza, nunca podría tener un desfase de más de dos años en la misma puesto que no hay precedentes de esta área curricular.
Sin embargo hacemos Adaptaciones Significativas a alumnos de 1º y 2º apelando a que presentan un nivel de Infantil. ¿NCC de Infantil en qué? ¿No sabe abrocharse los botones o no conoce los colores, o bien habla pero no sabe las letras, o cuenta pero no llega hasta el diez?
Por tanto nunca estarían justificadas las Adaptaciones Curriculares en primer ciclo de primaria, al menos apelando al desfase en su NCC.
Otro ejemplo: alumno en 3º de ESO cursando el área de Física y Química. Se apela a que el niño no puede seguir el currículo de esta materia porque tiene un NCC de 4º de primaria… ¿En Física y Química? He rebuscado los precedentes curriculares de Física y Química en cuatro de primaria y no los he podido encontrar.
Animo a todos los docentes a eliminar de su jerga y de sus informes la expresión NCC y la cambiemos por un apartado espectacular que se denomine:
POTENCIALIDADES DEL ALUMNO
P.D.: En esta ocasión me ha hecho una gran ilusión compartir página de la revista con mi buena amiga Belén Jurado, a lo que le hacen una entrevista cuyo titular destacado es “La capacidad de decisión de los padres de niños con diversidad es muy limitada. Deciden por nosotros”. Una gran entrevista llena de verdades y sensatez que os recomiendo.
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