En los primeros años de escolarización, la diferencia entre mayores y pequeños de las clases es tan grande que incluso ha provocado un aumento de diagnósticos de TDAH entre los menores.
Por Ana Veiga
Ser el más pequeño de la clase puede tener inconvenientes. Según un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard, publicados en The New England Journal of Medicine, los niños más pequeños de la clase tienen más de probabilidades de recibir un diagnóstico de TDAH que sus compañeros. De hecho, la tasa de diagnósticos de TDAH entre los niños de Estados Unidos ha aumentado dramáticamente en los últimos 20 años. Solo en 2016, más del 5% de los niños fueron tratados activamente con medicamentos para el TDAH. Los expertos creen que el aumento se debe a una combinación de factores, que incluyen un mayor reconocimiento del trastorno, un verdadero aumento de la incidencia de la enfermedad y, en algunos casos, un diagnóstico inadecuado.
“Un gran número de niños reciben un diagnóstico excesivo de TDAH porque son relativamente inmaduros en comparación con sus compañeros mayores durante los primeros años de escuela primaria”, explica el autor principal del estudio, Timothy Layton, profesor asistente de salud Política de atención en el Instituto Blavatnik de la Escuela de Medicina de Harvard.
Así, los investigadores decidieron comparar la diferencia en el diagnóstico de TDAH en función del mes de nacimiento entre más de 407,000 niños de escuelas primarias nacidos entre 2007 y 2009, a los que se siguieron hasta finales de 2015. Según el análisis, en los estados que utilizan el 1 de septiembre como fecha límite para la inscripción escolar, los niños nacidos en agosto tuvieron un 30% más de probabilidades de tener un diagnóstico de TDAH que los niños nacidos en septiembre.
De todas formas, tanto si usamos el sistema español como el estadounidense citado, ambos sistemas provocan que, en una misma clase, haya niños que se lleven hasta casi 1 año. Y tener cinco o seis puede suponer una diferencia. “El niño más pequeño podría haber es más difícil quedarse quieto y concentrarse durante largos períodos de tiempo en clase. Esa inquietud adicional puede llevar a una derivación médica para el TDAH”, señaló Layton.
Así, el mes de nacimiento puede dar lugar a distintos niveles madurativos en una misma clase y es en Infantil y Primaria donde más se nota las diferencias. Para mitigar el efecto ‘mes de nacimiento’ en los primeros años de escolarización, los expertos coinciden en que la flexibilidad y el respeto al ritmo biológico de cada niño.
Juan Sánchez Muliterno, presidente de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE), se muestra conforme con este estudio, del que, dice “constata un hecho que los maestros veíamos todos los días”. El educador insiste en que “no es lo mismo un niño de apenas 3 años que uno que ya va a cumplir 4; en este primer año, las diferencias son muy grandes”. De hecho añade que se está incluso debatiendo sobre “si las familias de los niños prematuros deberían poder escoger en qué año los escolarizan… y apenas hay dos o tres meses de distancia con sus compañeros”.
Para ser conscientes de lo que suponen las diferencias de edad en la primera infancia el presidente de AMEI-WAECE insta a que imaginemos un niño de 10 meses y un recién nacido y veremos la gran distancia entre ellos, a pesar de llevarse menos de un año. “Con el paso de tiempo esta diferencia se va difuminando pero en el primer ciclo de la Educación Infantil se nota mucho”.
¿Cómo gestionar esta diferencia madurativa? Con el trato personalizado. “Un educador infantil tiene que adaptarse a cada niño, a sus intereses y ritmos”, sentencia. Además, opina que la actual división de etapas no es la mejor para los pequeños. Según indica, la división entre Educación Infantil y Primaria “sería mejor a los 4 años y no a los 3 años actuales porque se notaría menos la diferencia” entre los mayores y pequeños de la clase.
Aunque para muchos padres y madres el cambio sería casi imperceptible dado que muchos de ellos no tienen clara la edad de cada curso. “El 95% de los niños de 3 años ya están escolarizados. Entonces, está claro que para conseguir plaza en Primaria hay que estar ya escolarizado en Infantil de ese centro. Ello ha llevado a que la mayoría de los padres crean que la enseñanza obligatoria empieza a los tres años”, explica Sánchez Muliterno que, aunque denuncia la desinformación de padres y madres sobre la edad obligatoria de escolarización, aboga en cambio por que sea temprana. “Los niños deberían ser escolarizados desde el momento que empiezan a relacionarse con otros niños, esto es de 12 a 18 meses”. “Las investigaciones han demostrado que un niño que asiste a una escuela infantil tiene más posibilidades de superar con éxito su tránsito por la escuela Primaria”, advierte.
En la posición opuesta se encuentra Antonio Malagón, presidente de la Asociación de Centros Educativos Waldorf en España, que no solo ve esas diferencias entre mayores y pequeños de la clase sino que lamenta la temprana inscripción de los niños en los colegios y la división de los mismos por edades. “Antiguamente, los niños que habían nacido a partir de julio, se quedaban un año más en Infantil. ¿Por qué no esperamos a que maduren?”, se pregunta y agrega: “Acelerar por acelerar sin tener en cuenta el momento madurativo del niño es un error”.
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