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Comunicación no violenta: las 9 características que la definen


¿Cómo es la comunicación no violenta?

La comunicación no violenta se corresponde principalmente con el grado de empatía que se establezca entre las personas. Mientras mayor sea el nivel empático del sujeto menor será la violencia en su estilo de comunicación.
Todo lo contrario ocurre cuando se trata de sujetos poco empáticos, los cuales son incapaces de ponerse en el lugar del otro y no perciben el malestar que pueden causar sus palabras en las demás personas.
A continuación veremos algunas técnicas para fomentar el estilo de comunicación asertivo en nosotros mismos y en los demás.

1. Reconocer nuestras emociones

Mientras más conscientes seamos de cómo nos sentimos en un determinado momento más capaces seremos de evitar la comunicación violenta.
A veces, cuando estamos molestos, solemos decir cosas de las que luego nos arrepentimos. Entonces, si somos capaces de reconocer nuestra molestia, también seremos capaces de evitar emitir opiniones o palabras que resulten violentas y con la capacidad de dañar a otros.
Lo que se recomienda es guardar silencio e ir a un lugar donde podamos pensar con claridad, para luego emitir nuestras opiniones de manera calmada y asertiva.

2. Ponernos en el lugar de los demás

Cuando nos dispongamos a expresarnos siempre deberíamos tomar en cuenta la situación particular en la que se encuentran las otras personas con relación al punto de vista de uno mismo.
En otras palabras, evitemos tocar temas delicados para los demás de una manera ligera; hay que recordar que para el otro es un asunto delicado, que lo moviliza emocionalmente.

3. Practicar la comunicación asertiva

Ya hemos mencionado este aspecto, ahora veamos de qué se trata. La comunicación asertiva consiste en expresar nuestras ideas y emociones de una manera clara, de modo que el interlocutor no tenga que hacer demasiado esfuerzo para comprender lo que tratamos de decirle, porque nuestro mensajes es claro.
Esto evita que haya malentendidos producto de una mala interpretación por parte de la otra persona.

4. Implementar la escucha activa

En el proceso de comunicación no solamente es importante expresarse, también lo es interpretar el mensaje que proviene de la otra persona.

En el caso de la comunicación verbal debemos siempre escuchar atentamente lo que nos dice nuestro emisor. Haciendo esto lograremos comprender en mejor modo el mensaje que intentan darnos, y la respuesta que daremos será entonces más acertada en cuanto al tema tratado.

5. Saber reconsiderar nuestras opiniones 

No pasa nada por reconsiderar una opinión que en principio nos pareció adecuada y que después de escuchar el argumento de la otra persona nos damos cuenta de que estábamos equivocados.
Aprender a darle la razón a los demás nos conduce a un mejor entendimiento colectivo, y nos hace personas más empáticas.
Nadie es dueño de la razón absoluta, es por eso que debemos tener cuidado de no caer en el radicalismo, de lo contrario nos volvemos propensos a ser personas violentas en todos los aspectos.

6. Estar informados

Este punto se refiere a que cuando no tenemos la suficiente información sobre alguna temática, podríamos llegar a emitir opiniones carentes de razón. Es mejor asegurarnos de que conocemos en profundidad el tema antes de dar alguna opinión delicada.
La desinformación únicamente contribuye a generar rumores y matrices de opinión equivocadas que pueden hacer mucho daño tanto a nivel individual como colectivo.

7. El discurso debe ir acorde con las acciones

Como vimos anteriormente, la comunicación es un proceso complejo, que no es únicamente verbal o escrito. Parte importante de la comunicación pasa por nuestro comportamiento y nuestra comunicación no verbal.
Es importante asegurarnos de que nuestras palabras vayan en consonancia con lo que hacemos. No es saludable para nosotros expresar unas ideas para luego hacer todo lo contrario en la práctica, sin mencionar que esto nos puede generar conflictos personales con los demás.
8. Evitar caer en provocaciones
Muchas veces puede ocurrir que aunque practiquemos la comunicación asertiva y no violenta, se presenten situaciones donde otras personas quieran provocarnos, intentando que perdamos el control de nosotros mismos y actuemos de la misma manera que actúan ellos.
Cuando esto ocurra, lo mejor será evitar caer en una discusión larga con esas personas. Es importante recordar que no estamos obligados a responder siempre a todo el mundo, a veces es mejor callar sabiendo que de esa manera evitamos un conflicto mayor.

9. Rodearnos de personas que practiquen un lenguaje de paz
De la misma manera en la que cada uno de nosotros influye sobre el colectivo, el colectivo también influye sobre nosotros. Por eso es importante rodearnos de personas que vayan en nuestra misma sintonía, evitar a personas conflictivas nos beneficia en gran medida, y en muchos aspectos.
Referencias bibliográficas:
  • Martínez Jiménez, J. A.; Muñoz Marquina, F.; Sarrión Mora, M. Á. (2011). «Lenguaje y comunicación». Lengua Castellana y Literatura (Akal edición). Madrid: Akal.
  • Trenholm, Sarah; Jensen, Arthur (2013). Interpersonal Communication Seventh Edition. New York: Oxford University Press.

FUENTE:https://psicologiaymente.com/

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