Velocidad de procesamiento lenta y ansiedad: Lo que necesita saber



Por El equipo de Understood

De un vistazo


  • Los chicos que tienen una velocidad de procesamiento lenta a menudo se sienten ansiosos.
  • En ocasiones esos sentimientos generan un trastorno de ansiedad crónica.
  • Existen maneras para que usted ayude a disminuir la ansiedad de su hijo.
La mayoría de los niños que tienen dificultades de aprendizaje y de atención enfrentan situaciones que los hacen sentir ansiosos. A menudo esas situaciones están relacionadas con sus limitaciones. Para un chico con dislexia esta ansiedad podría ser leer en voz alta en clase. Para un chico con disgrafía podría ser escribir un reporte de un libro.
Pero para los chicos que tienen una velocidad de procesamiento lenta, los momentos de ansiedad pueden surgir a lo largo del día y sin previo aviso. Eso se debe a que sus dificultades con la velocidad de procesamiento pueden afectarlo todo, desde presentar exámenes hasta hablar con los amigos. Y, en algunos casos, la ansiedad constante se convierte en un trastorno de ansiedad.
Esto es lo que usted necesita saber sobre la conexión entre la velocidad de procesamiento lenta y la ansiedad, y cómo puede ayudar a su hijo.

Cómo la ansiedad y la velocidad de procesamiento lenta se alimentan la una a la otra

Cuando cualquiera de nosotros se siente ansioso, nos paralizamos momentáneamente. En ese momento no estamos procesando información tan rápido como podríamos hacerlo. Puede que tardemos más en responder, en tomar decisiones o evaluar situaciones.
Así es como la ansiedad puede afectar la velocidad de procesamiento. No obstante, la velocidad de procesamiento lenta también puede provocar ansiedad.
Imagine a un niño presentando un examen en el salón de clases. Observa a sus compañeros avanzar rápidamente de un problema a otro, mientras él se va atrasando.
Esa situación podría generar mucha ansiedad en ese momento. Incluso podría hacerlo sentir ansioso antes del próximo examen. Sin embargo, entre más ansioso se sienta, más lento se vuelve.
Por lo tanto, puede ser difícil determinar dónde termina la ansiedad y donde comienza la velocidad de procesamiento lenta.

Por qué los chicos cuya velocidad de procesamiento es lenta pueden estar desprevenidos

Si un chico tiene una dificultad de aprendizaje en un área, como en matemáticas, puede que le sea más fácil saber cuándo se pondrá ansioso. Por ejemplo, podría angustiarse todos los viernes por la mañana antes de la prueba semanal de matemáticas.
Un chico que tiene una velocidad de procesamiento lenta puede que esté desprevenido en situaciones que repentinamente no puede manejar. Por ejemplo, podría estar conversando con el entrenador y no escuchar lo último que él dijo.
Si el maestro le hace una pregunta durante una discusión en grupo en la clase, él podría tardar más tiempo que los otros niños en responder. Los dos segundos adicionales que tarda en responder pueden parecer como si fuera un año, especialmente cuando sus compañeros de clase lo están observando.
También puede ocurrir en situaciones sociales. Podría tener problemas en saber lo que está ocurriendo con su grupo de amigos. O podría no hacer algo que sus amigos están esperando que haga porque no fue lo suficientemente rápido para procesarlo.
La velocidad de procesamiento lenta también puede poner en riesgo a los chicos. Un adolescente podría ir a una fiesta con sus amigos, y no captar que ellos planean tomar alcohol allí. Una vez que está ahí y se da cuenta, puede empezar a sentirse ansioso porque está en una situación en la que no quiere estar. No obstante, tampoco podría sentirse capaz de pensar en una manera de salir de ahí.

Por qué los chicos con velocidad de procesamiento lenta puede que no “se fíen” de sí mismos

Los chicos que tienen una velocidad de procesamiento lenta no siempre son capaces de darse cuenta cómo o cuándo los afectan sus dificultades. Esto es especialmente cierto si no han sido evaluados y diagnosticados.
De manera inconsciente saben que pueden fiarse de ellos mismos para hacer bien ciertas cosas. No se preocupan si pueden organizar su mochila, jugar fútbol o leer dos capítulos de su libro de historia, tan solo lo hacen.
Pero de repente tienen problemas para hacer algo. Ahora, inconscientemente, puede que sientan que no pueden confiar en ellos mismos. ¿Por qué, si ellos pueden hacer tantas cosas sin ningún problema, de repente están teniendo problemas?
A menudo los chicos cuya velocidad de procesamiento es lenta tienen la sensación de que están un paso atrás que los demás. Y eso también les produce ansiedad.

La ansiedad crónica y la velocidad de procesamiento lenta

Para algunos chicos, la ansiedad generada por tener una velocidad de procesamiento lenta se limita a ciertas situaciones. Pero para muchos, se vuelve un problema mayor. Los chicos pueden desarrollar un trastorno de ansiedad crónica que se extiende a situaciones y áreas de sus vidas múltiples.
Cuando eso ocurre, es importante buscar tratamiento profesional. La terapia puede ser muy efectiva. En ocasiones los medicamentos también pueden ayudar.

Cómo ayudar con la velocidad de procesamiento lenta y la ansiedad

La velocidad de procesamiento lenta es una dificultad oculta. Si los padres/madres y los chicos no hablan sobre ello, los demás puede que no se den cuenta o no pongan atención a ese problema.
Eso causa que los chicos oculten sus dificultades en lugar de hablar de ellas y abogar por sí mismo por el apoyo que necesitan. El resultado final: sienten que algo anda mal en ellos y que nadie los entiende.
También la ansiedad es algo que los chicos guardan para sí y de lo que no hablan. Ellos pueden estar extremadamente conscientes de sus problemas emocionales sin hablar de ellos. Eso puede hacerlos sentir aislados.
Estas son algunas cosas que usted puede hacer para minimizar la ansiedad que su hijo pudiera estar sintiendo:
Reflexione sobre sus acciones. Puede que sin saberlo, usted esté haciendo cosas que aumenten la ansiedad de su hijo. Si se da cuenta que le está diciendo a su hijo que se apresure, reconozca que sentirse apurado puede causarle ansiedad.
Esté consciente de su propia velocidad. Un gran reto podría presentarse cuando la velocidad de procesamiento de los padres/madres es rápida mientras que la de sus hijos es lenta. Es importante reconocer y respetar el hecho de que no hay ni bueno ni malo, solo diferencias en cómo cada uno funciona.
Reconozca la ansiedad. Señalarla puede ayudar a que su hijo identifique sus sentimientos, que es el primer paso para controlarla. Puede decir algo como, “recuerdo que te sentías muy nervioso antes del examen de vocabulario de la semana pasada. ¿Te sientes así ahora?”.
Reconozca el impacto en la familia. La velocidad de procesamiento lenta de su hijo puede afectar a toda la familia. Si siempre es el último en terminar de cenar o en salir de casa, los miembros de la familia pueden frustrarse o impacientarse con él. Hablar abiertamente sobre por qué sucede puede disminuir el resentimiento y fomentar que todos ayuden a su hijo.
Cree consciencia del tiempo. Usted puede ayudar a crear consciencia del concepto del tiempo incluyendo referencias en la conversación diaria. Podría decir cosas como, “la abuela llegará en dos horas” o “solo tardaste 10 minutos en limpiar tu habitación”.
Incluya más tiempo. Si sabe que su hijo tarda más tiempo en hacer las cosas, ajuste su horario (y el suyo) para tomarlo en consideración. Por ejemplo, si es su turno de vaciar el lavavajillas, no espere hasta que falten cinco minutos para cenar para recordárselo. Juntos, decidan una hora para empezar a hacer la tarea de manera que al terminarla le quede tiempo para relajarse antes de dormir.
Practiquen cosas que pueda decir a los otros. Debido a que sus dificultades no siempre son obvias, su hijo puede que no sepa cómo explicarlo y pedir ayuda. Discutan y practiquen maneras en que puede hablar sobre sus retos con los maestros, sus compañeros y familiares. Por ejemplo, podría decirle a una maestra: “A veces necesito más tiempo para hacer mi trabajo en clase. ¿Puedo llevarme a casa esta hoja de ejercicios y terminarla esta noche?”.
Reúnanse para comentar episodios negativos. La ansiedad de su hijo puede que también le cause ansiedad a usted. En ocasiones eso puede generar interacciones excesivamente emocionales. Una vez que ambos se tranquilicen, reúnanse y hablen sobre lo que ocurrió. Reconozcan lo desagradable que fue, y propongan maneras en las que pueden colaborar para evitar que ocurra nuevamente.
Esté atento a las señales de ansiedad crónica. Estas pueden incluir señales físicas, emocionales y de comportamiento. Conozca las diferentes maneras en que los niños pequeños y los pre y adolescentes manifiestan la ansiedad.
Considere tratamiento para la ansiedad. Si la ansiedad de su hijo es un obstáculo en su funcionamiento diario, es importante buscar ayuda. Empiece por hablar con su médico sobre las opciones de tratamiento. Estos pueden incluir terapia y en ocasiones medicamentos.
Entender la relación entre la ansiedad y la velocidad de procesamiento lenta es el primer paso para conseguir ayuda para su hijo. Sin embargo, mostrar empatía es importante para ayudarlo a reconocer y controlar su ansiedad. También le permite saber que no está solo y que usted está a su lado para ayudarlo. Hablar abiertamente de sus dificultades puede además ayudarlo a desarrollar habilidades vitales para abogar por sí mismo.

Puntos clave


  • La velocidad de procesamiento lenta y la ansiedad pueden alimentarse la una a la otra.
  • La terapia y los medicamentos son dos tratamientos posibles para la ansiedad crónica.
  • Entender y reconocer las dificultades de su hijo puede reducir la ansiedad.
  • FUENTE:

Comentarios