Orientar en Infantil y Primaria: ¿equipos externos o pertenencia al claustro?





Orientar en Infantil y Primaria: ¿equipos externos o pertenencia al claustro?


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Abordar una reflexión sobre distintos modelos de Orientación Educativa en las primeras etapas de escolarización, valorando las ventajas e inconvenientes según se trabaje desde equipos externos a los centros o internamente perteneciendo al claustro, tiene sentido desde el momento en que según la comunidad autónoma en la que se trabaje desarrollas tu labor con uno u otro modelo. No, no estamos igual en las diferentes comunidades autónomas.
Nuestra profesión, en constante desarrollo, cambio y exigencia, no debe perder la perspectiva del campo propio, que requiere formación específica en Psicología, Pedagogía y/o Psicopedagogía, como garantía de calidad en la orientación para el Sistema Educativo.
En mi experiencia de los últimos años trabajando en distintas etapas, estoy cambiando mi perspectiva, dando la razón a las compañeras del equipo de trabajo en el que ahora me incluyo sobre la necesidad de establecer cierta “distancia” en los centros para que nuestro trabajo sea mejor, lo que tiene que ver con la mirada, la perspectiva técnica y el trabajo en red; en definitiva, con nuestras funciones, que aunque desarrolladas en los centros, con todo lo que ello implica, no deben supeditarse a intereses que nos alejen resolutivamente de lo que nos atañe.
La labor preventiva y de acompañamiento es imposible desde la distancia. Escuchar, entender, acompañar, asesorar a la comunidad educativa sólo se puede hacer desde la presencia y la cercanía, lo cual no entra en contradicción cuando mi compañera, Izaskun Iturri, puntualiza que “el enfoque de nuestra aportación específica ha de ser eficaz, rigurosa y profesional”.
El tamaño de los centros no ha de obstaculizar que nos sientan comprometidos.  Hay compañeros que itineran a diversos centros, pero no tiene sentido la presencia semanal de, por ejemplo 2 horas, la asistencia quincenal, cuando el trabajo a realizar deja de ser eficaz y cercano. Otra orientadora, Cris, nos propone en redes “intervenir mediante procesos de investigación-acción, analizar la realidad y plantear unos objetivos concretos, actuar, evaluar los resultados y vuelta a empezar”.
El volumen de trabajo parece aumentar año tras año, y no sólo por la complejidad del contexto, sino por el sumatorio de planes y ocurrencias a los que nos adscriben sucesivamente, desdibujando nuestra profesión. Cada nueva ley educativa o cambio en las Consejerías educativas suponen añadidos, en ocasiones escasamente fundamentados, exigiendo estirar nuestros cometidos como si el tiempo de trabajo no tuviera límites.
La presencia en los centros no tiene por qué suponer nuestra dependencia jerárquica y técnica de sus órganos de gobierno. ¿Qué ocurre cuando los intereses son contrapuestos, cuando desde la Dirección del centro dirigen u ordenan determinadas medidas que afectan a nuestro ámbito, profesionalmente específico? ¿Qué supone para un profesor de Secundaria especialista en Orientación Educativa adscribirse a un Colegio de Infantil y Primaria?
Trabajando solos en un centro, echamos de menos la ayuda de otros compañeros. Por ello, un modelo mixto, con trabajo “en” centro formando a la vez parte de un Equipo de Orientación con reuniones sistemáticas, es más interesante, enriquecedor e imprescindible, pues refuerza la orientación en red, no solo dentro de las diferentes etapas educativas, sino a nivel de zonas geográficas que trasciendan lo local, regional y nacional, e incluso entre diferentes ámbitos sanitarios, sociales…
En el momento histórico actual, con la polémica LOMCE vigente, defendiendo la competitividad, con los recortes y las exigencias diagnóstico/clínicas, tenemos la responsabilidad de denunciar la situación manteniendo el rigor profesional y atendiendo a las necesidades educativas de nuestro alumnado. Distorsionar la realidad para que, por criterios diagnósticos “laxos”, pretendamos recursos, puede desembocar en desprestigio e impotencia. Así pues, la calibración, contraste y debate se hacen imprescindibles, y todo ello no puede hacerse sin el concurso de un equipo, siempre que este funcione como tal, claro.
También necesitamos recursos y materiales específicos que resultan caros si se gestionan en cada centro. “La compra, desarrollo y/o creación puede realizarse desde otras fórmulas”, como propone Izaskun. No disponemos de varitas mágicas y por ello, con rigor, es preciso valorar cómo gestionar los recursos de que disponemos, ver cómo invertir mejor la partida económica que recibimos en educación –si es que la recibimos-, optar por encontrar nuevas vías de financiación o ver si hay otras áreas donde se pueden reducir la inversión y aportar más a Educación.
Necesitamos coordinación sistemática, formación actualizada, específica, y grandes dosis de humor, realismo, amplia visión de la vida y buscar lo que nos une, más que lo que nos separa.
Gracias a Izaskun Iturri por su reflexión que espero haber reflejado en la exposición anterior, junto al resto del Equipo de Orientación al que pertenezco, las Mª Josés, Mª Jesús y Teresa, con quienes aprendo y me siento escuchada, comprendida, criticada y respaldada. Mi reconocimiento, respeto y admiración. Esperamos con necesidad las escasas reuniones mensuales y nos atropellamos exprimiendo la mañana que se nos antoja insuficiente.  El resto del mes, cada cual en su/s centro/s, trabajando con rigor, aunque en ocasiones sin el suficiente reconocimiento o respaldo. Siempre con la risa compartida.
Y gracias también a este colectivo orientador con el que aprendo online y crezco profesionalmente. Esta profesión merece la pena cada día.

Isabel Ibarrola




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