Aprender de los “alumnos difíciles de enseñar “




Aprender de los “alumnos difíciles de enseñar “

Los maestros crecemos en las aulas difíciles.

Podría pasar semanas y meses enseñando en aulas tranquilas y afables, donde mi forma de enseñar y organizar la clase se alinea en armonía con el estilo de aprendizaje y conducta de todos los alumnos. Allí uno se siente fuerte y con la “Autoestima Pedagógica “bien alta.
Pero, al igual que en la vida, sólo crecemos como maestros a través de los desafíos que se nos presentan. Para avanzar, tenemos que tener la plena certeza de que los “alumnos difíciles “son los que nos llevan fuera de nuestras zonas de confort pedagógico y nos impulsan a las áreas de crecimiento, aprendizaje y evolución docente.
Adversidad y experiencias desafiantes en el aula nos ponen a prueba y nos hacen ir profundo. Y al hacerlo, nos expandimos y nos convertimos en mejores versiones del maestro que somos actualmente.
Cuando enseñamos en un lugar que nos sienta cómodo , que no nos impulsa a dar más de nosotros mismos ,  que no nos empuja a buscar nuevos recursos , a conseguir más herramientas y a replantearnos el “para qué ?” de lo que estamos haciendo, decimos que no hay crecimiento docente porque no hay espacio para estirarnos a  nosotros mismos. Estamos enseñando dentro de nuestra zonas de confort pedagógico , utilizamos las mismas estrategias una y otra vez, las mismas dinámicas, las mismas canciones , leemos los mismo cuentos, planteamos los mismos problemas año tras año.

Los “alumnos difíciles” son maravillosos, porque llegan a nuestra vida sin que nosotros los invitemos, se 
quedan a nuestro lado hasta que juntos aprendemos una lección, y luego a pesar de nuestro deseo de 
quedarnos con ellos se marchan suavemente dejándonos renovados y más radiantes que siempre.


Pero a veces llega a nuestra vida y te aseguro que siempre lo hace, un “alumno difícil de enseñarle” y tus estrategias, dinámicas, canciones, problemas que acostumbras a utilizar se van a pique, no funcionan. El alumno no aprende .
Entonces nos puede pasar que insistamos una y otra vez con las mismas intervenciones que parecen no andar, repetimos las consignas, a pesar de que el alumno parece no comprenderlas .La vieja idea que la gota de agua perfora la piedra por su persistencia, no funciona en el aprendizaje. El repetir sin cesar sin detenernos a observar y conocer más al alumno, no funciona. Para enseñarle necesitamos bajar el nivel de ansiedad y prisa que muchas veces sentimos. Cuando hacemos cualquier cosa con prisa hacemos muchos movimientos inútiles, se nos caen las cosas, perdemos objetos, hablamos de más, escuchamos menos, etc., lo mismo se aplica a la enseñanza .Detener nuestra acción, nuestra ansiedad y observar que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo. Prestar atención a lo que estoy enseñando, a estar totalmente presente a la experiencia. Nuestra naturaleza docente nos lleva a preocuparnos por el pasado (¿cómo llego este alumno a cuarto grado sin saber nada?)y ser consumidos por el futuro.(¿Cómo hago para que alcance mínimamente los contenidos de este curso ?) Es muy difícil para nosotros participar plenamente en el presente. Vivimos en un mundo donde nuestras mentes están llenas de charla interminable y rara vez saboreamos lo que estamos haciendo, escuchando, enseñando y aprendiendo. Recuerda que siempre la Conciencia precede al cambio.

Cuando hacemos cualquier cosa con prisa hacemos
muchos movimientos inútiles
.Lo mismo se aplica a la enseñanza.

Así que aprende a concentrarme en lo que estás haciendo, enseñando y diciéndole a ese alumno y, al hacerlo, experimentaras mayor claridad para saber y encontrar el mejor camino para enseñarle. Podrás sentir y detectar que contenidos si aprendió, que sabe, que intereses tiene, que disfruta hacer, y cuál es su estilo de aprendizaje. El té mostrara el camino, él te mostrara si es un alumno muy visual, o aprende escuchando? Si disfruta de experimentar y vivenciar los aprendizajes, si necesita tu aliento o mayor autonomía, si necesita un tiempo más prolongado para hacer las tareas o tal vez consignas más cortas, si aprende mejor la historia en youtube o dramatizándola, si su memoria más activa es la episódica y no la memoria semántica, si aprende las tablas de multiplicar cantando con Julian Weich o con ellas visiblemente a mano? Todas las respuestas las tiene tu alumno, allí debes buscarlas.
Ten la certeza que los alumnos difíciles de enseñar, en algún momento de tu vida escolar se cruzaran y te encontraran. Cuando esto suceda recuerda que tenemos al menos tres opciones, pero una sola te ayudará a evolucionar como docente y persona.
1-Evitarlos, 2-Paralizarnos y 3-Enseñarles.
Si optamos por la opción uno, “evitarlos”, nos perdemos la oportunidad de mejorar, aprender y evolucionar como maestros. Al evitar enseñarles, estamos evitando aprender. Esta opción no solo es excluyente, sino dañina .Daña la confianza del niño, su autoestima, y daña nuestra propia autoestima. El docente cree que no puede enseñar a ese niño, y el niño se convence que él no puede aprender. Ambos pierden pero el niño no eligió perder.

En el preciso momento en el que eliges enseñar al alumno difícil, también

estarás activando tu “resiliencia docente”, esa fuerza interior inexplicable llena

de vocación y amor que todo maestro lleva en su corazón .

Si optamos por la opción 2, “paralizarnos”, quedamos sin acciones, quedamos como meros espectadores de la situación. La pasividad no genera resultados .La pasividad espera muchas veces que otro traiga la acción que se necesita para obtener los resultados esperados. Evitamos responsabilizarnos, e intentamos victimizarnos diciendo que nosotros con este alumno no podemos, no tenemos con que enseñarles y carecemos de recursos. En esta opción tampoco evolucionamos y mejoramos .Al contrario envueltos en temor y miedo   que nos da el no sentirnos competentes, nos volvemos pesimistas, muy quejosos y a veces reacciones con agresividad ante la situación .Notaras que tus puños se cierran, tu lengua se pone filosa, tu boca se baja marcándose las comisuras y aparece la temida arruga del ceño fruncido. Nuestra postura corporal impacta drásticamente en nuestro estado emocional y mental.Con esta postura es difícil enseñar, nos sentimos irritables, molestos y el año se nos hace más largo y duro.
Si optamos por la opción tres,” enseñar” , aprendemos y mejoramos tanto nosotros como el alumno .Es la opción donde elegimos salir de nuestra zona de confort a pesar de que esto nos cuesta , nos trae incertidumbre y confusión . Al enseñar al alumno difícil, estamos explorando nuestra zona de evolución, estamos estirando nuestros límites mentales, estamos estirando nuestras fortalezas, estamos animándonos a confiar más en lo que tenemos para dar. Aquí es cuando nos decimos que tenemos que salir de nuestra zona de confort pedagógica e ir a explorar nuevas zonas .Ir en busca de otras estrategias, ir a conocer diferentes dinámicas, probar nuevos colores ,escuchar nuevas músicas, resolver nuevos problemas. Este alumno al que hoy le está costando aprender, llega a nuestra vida para hacernos crecer como maestros. Este “alumno difícil”, llega a nuestra vida para darnos la posibilidad de evolucionar, de estirar nuestros límites, de encender nuestras fortalezas y resiliencia docente.

Pero bien ¿Cómo enseñarle?
1-Se aprende de los mejores.
Imagina esta situación, Manuel acaba de perder un campeonato de futbol, sentado en el campo de juego llora ante la derrota. El padre se acerca y al verlo así le dice:Manuel , ponte de pie tienes que aprender a perder . Manuel lo mira fijo a los ojos y le dice: Papa, yo ya se perder, lloro porque no se ganar. Enséñame esto.
Así como Manuel, los maestros también necesitamos aprender a ganar. Esto en el mundo escolar significa que llego la hora de conocer los caminos que sí funcionan a la hora de enseñar , conocer las mejores prácticas de enseñanza , experimentar las técnicas que potencian los aprendizajes y las actitudes docentes que mejoran el bienestar emocional de “los alumnos difíciles de enseñar “. Para hacerlo, acuérdate que aprender con los mejores disminuye significativamente la curva de tu aprendizaje. Y veras los resultados más rápidamente. De acuerdo con esta filosofía lo que podemos hacer es acercarnos a algún docente con mayor experiencia que nosotros, a un psicopedagogo que nos pueda ayudar a pensar nuevos caminos, o a un docente especial (ellos conocen muchas prácticas de enseñanza multisensoriales que te pueden servir ), a cualquier persona que consideremos competente para ayudarnos con este niño .Si has leído un libro y el autor te ha inspirado, envíale un correo, consúltale .Si tomaste una capacitación y te ha fortalecido, busca tus apuntes y si puedes apúntate en otra.
2 .Iniciar un grupo de lectura en tu escuela.
Si quieres sacar adelante a ese alumno, debes ser un gran lector. Vivimos en una época donde las ideas son los recursos más valiosos y son el camino al éxito. Una idea, bien ejecutada, puede transformar tu estilo de enseñanza, ampliar tu repertorio de estrategias, modificar tu manera de ver la situación, tu cultura e impactar positivamente en el aprendizaje de los alumnos. Tan solo una idea, leer un solo libro, puede remodelar tus procesos de pensamiento, transformar tus acciones o renovar tu optimismo. También te puede pasar que simplemente no sabes qué libro contiene esa idea que te hará revolucionar tu aprendizaje. Pero créeme, es por ahí. Y la idea te está esperando. Crea un grupo de lectura con tus colegas, comparte libros de diferentes disciplinas, artículos o investigaciones .Como hacerlo ?Empieza leyendo, siendo el primer lector de tu escuela y te garantizo que los que te rodean se mostraran curiosos y harán lo mismo. La ganas de leer y aprender son contagiosas .Recuerda que los docentes que aprenden juntos permanecen unidos .Así nacen las comunidades de aprendizajes y tú puedes ser la chispa inicial
3-Fortalece tu resiliencia física.
Enseñar es una tarea que requiere no solo poner la mente, el corazón y el alma en lo que hacemos , sino que también ponemos el cuerpo .Por eso toma en serio tu resistencia física .Enseñar requiere estar en forma para aumentar tus niveles de energía y mejorar tu resistencia. Cuando no cuidamos el cuerpo (no dormimos las horas que necesitamos, no le damos los nutrientes que necesita, no bebemos el agua que requiere y no nos movemos tenemos fugas de energía, nos desinflamos, y desmotivamos fácilmente .Nuestro cuerpo se siente regularmente cansado, sin fuerzas, sin entusiasmo. El cerebro al no estar bien hidratado pierde capacidades cognitivas, nos cuesta más recordar, priorizar, concentrarnos. Recuerda que un cerebro bien hidratado es una mente bien despierta. Lleva agua a tu aula y asegúrate que tú y los alumnos beban al menos ocho vasos de agua al día. Esa es la medida que nuestra mente necesita para sentirse activa, concentrada y bien conectada.
Cuando no nos alimentamos saludablemente, nuestro cuerpo lo siente y si además tenemos una vida sedentaria, nuestra resistencia física decae. Es decir tu resistencia a contraer virus y bacterias baja, tu capacidad de recuperación también. Por eso reactiva y planifica un hueco en tu agenda para las actividades físicas .Recuerda que las cosas suceden porque hacemos huecos en las agendas. Tu resistencia física aumenta con el movimiento, no permanezcas sentado por más de una hora , levántate estírate y camina. Recupera el brillo saludable que viene de correr o nadar o ir a dar un paseo a paso ligero en tu almuerzo. Enseñar y evolucionar requiere un gasto alto de energía, por eso cuida tu cuerpo, y estarás cuidando tu mente y tu corazón.

Los alumnos difíciles, son un regalo en nuestra vida docente. Los regalos hay que apreciarlos, y agradecerlos. Pero para poder sentirlo así necesitamos saber que si este niño se cruzó en mi vida no es por casualidad, es porque yo soy la persona indicada para ayudarlo a aprender y él es el pequeño maestro que llego a mi vida para enseñarme a enseñar mejor.
Los alumnos difíciles son los alumnos que más vas a recordar, son los alumnos que más noches te desvelaran, y más sorpresas te traerán.
Los alumnos difíciles son maravillosos, porque llegan a nuestra vida sin que nosotros los invitemos, se quedan a nuestro lado hasta que juntos aprendemos una lección, y luego a pesar de nuestro deseo de quedarnos con ellos se marchan suavemente dejándonos renovados y más radiantes que siempre.
                                                       Mariana de Anquin
Licenciada en Psicopedagogía
Asesora Pedagógica Educación Superior y Tallerista Docente
Profesora de Nivel Inicial y Primario
Autora de “Niños Brillantes ¡¡Todos lo son!! “
Y “Aprendizajes Amigables al Corazón “

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