Las
emociones forman parte de nuestro día a día y tienen un gran valor adaptativo
para nosotros, así que no podemos “desconectar” de ellas o intentar evitarlas,
sino aprender a gestionarlas de forma positiva. Es en la infancia donde se
puede empezar este aprendizaje, ya que en muchas ocasiones los niños no saben
poner palabras a lo que les ocurre, las manifiestan como saben (gritando,
llorando, mordiéndose las uñas, con dolores físicos, etc.) y por ello las
reacciones son tan intensas. Lo que podemos hacer para ayudarles a gestionar
sus emociones de forma positiva es:
1. Ayúdale
a identificar lo que le pasa: hablad sobre qué emoción está sintiendo:
tristeza, rabia, alegría, miedo, etc. Tanto en los niños como en los adultos,
cuando entendemos que nos ocurre y por qué, la reacción es menos intensa.
2. Intenta
comprender lo que le ocurre: significa no juzgarle, sino aceptar y
comprender sus motivos. Podemos no estar de acuerdo con su reacción (llorar,
insultar, gritar, etc.) pero debemos transmitirle que entendemos por qué se
siente así, pero que existen otras formas de manifestar su emoción.
3. Enséñale
otras formas de manifestar sus emociones: los niños van a expresarlas tal y
como saben o han aprendido, por eso, muéstrale otras maneras: hablar de cómo se
siente, compartirlo con los demás, etc.
4. Ayúdale
a controlar sus emociones para que no le desborden: el objetivo es que las
emociones intensas disminuyan gracias a estrategias como: tomar distancia,
respirar, contar hasta diez, escuchar música, pasear, etc.
5. Buscad
soluciones juntos: si
tiene algún problema y no encuentra una solución, plantéale alternativas pero
sin imponérselas. Podemos decir adiós al: “Tú lo que tienes que hacer es…” y
dar la bienvenida a: “¿Qué te parece si…?”
Laura
Cifuentes
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