Cómo
contribuir a que su hijo tenga dulces sueños
Los padres
no pueden impedir las pesadillas, pero pueden ayudar a que los niños descansen
bien por la noche, y esto favorece que puedan tener sueños agradables.
Para ayudar
a sus hijos a relajarse cuando llegue la hora de irse a la cama y asociar ese
momento con algo seguro y agradable, procure que sus hijos:
·
Tengan
un horario regular para irse a la cama y para levantarse.
·
Sigan
una rutina cuando llega la hora de irse a la cama que les ayude a estar más
tranquilos y a sentirse seguros al quedarse dormidos. Esta rutina podría
incluir bañarse, recibir mimos de usted y leer y hablar sobre las cosas
agradables que han pasado durante el día.
·
Tener
una cama que sea un lugar acogedora, donde puedan sentirse en paz y relajados.
Puede ayudarles tener objetos como su juguete favorito, un peluche, una
lamparilla o un atrapasueños.
·
Evitar
antes de dormir las películas, programas de televisión o cuentos que les den
miedo, sobre todo si ya ha comprobado antes que les provocan pesadillas.
·
Que
sepan que las pesadillas no son reales, son sólo sueños y no pueden hacerles
daño.
Qué hacer cuando
su hijo tiene una pesadilla
Para ayudar a su hijo cuando
tenga tiene una pesadilla puede hacer lo siguiente:
Tranquilice a su
hijo haciéndole sentir que usted está allí. Su presencia, si usted se
muestra tranquilo, ayuda a su hijo a sentirse seguro y protegido cuando se
despierta con miedo. Saber que usted está allí le refuerza su sentimiento de
seguridad.
Explíquele lo que
ha ocurrido. Hable con su hijo para que comprenda que ha tenido una pesadilla y que
ahora ya se ha acabado. Puede decirle algo así: “Has tenido una pesadilla, pero
ahora estás despierto y ya ves que todo está bien”. Tranquilice a su hijo
explicándole que lo que ocurría en la pesadilla no sucede en el mundo real.
Ofrézcale
consuelo. Muestre a su hijo
que entiende que esté asustado y que tener miedo está bien. Recuérdele que todo
el mundo sueña y que a veces los sueños nos asustan y nos intranquilizan, y que
pueden parecer muy reales, por lo que es natural sentir miedo.
Haga su propia
magia. Con los niños en
edad preescolar y con los pequeños que ya empiezan a ir a la escuela y tienen
una imaginación muy vívida, los poderes mágicos de su amor y protección pueden
hacer maravillas. Por ejemplo, puede hacer ver que los monstruos desaparecen
con una dosis de un supuesto spray especial para eliminar monstruos. Luego abra
el armario y mire debajo de la cama para tranquilizar a su hijo demostrándole
que no hay nadie y todo está en orden.
Dejar una luz. Dejar encendida
la luz de una lamparilla o la del pasillo puede ayudar a que los niños se
sientan seguros en una habitación a oscuras cuando se van a dormir. Una
linterna en la mesilla de noche podría ser un buen instrumento para hacer que
desaparezcan las pesadillas.
Ayude a su hijo
para que pueda volver a dormirse. Si ofrece a su hijo cariño y consuelo, le ayudará a
que su estado de ánimo cambie. Para que pueda conciliar el sueño de nuevo,
pruebe algo de lo siguiente: acercarle su peluche favorito para que lo abrace,
taparlo con una manta, colocarle una almohada, encender una lamparilla, darle
un atrapasueños y poner una música suave. También pueden hablar un rato con él
sobre los sueños bonitos que a su hijo le gustaría tener. Y para terminar,
podría darle a su hijo un beso para que lo guarde -en la palma de su mano, por
ejemplo- y después salir despacito de la habitación.
Escúchelo con
interés. No es necesario
hablar demasiado sobre la pesadilla a altas horas de la noche; bastará con que
ayude a su hijo para que se sienta tranquilo, seguro y protegido, y así pueda
volver a dormirse. Pero es posible que por la mañana, su hijo quiera contarle
con mayor detalle la pesadilla de la noche anterior. Al hablar de la pesadilla
a la luz del día — incluso podría dibujar el sueño o escribirlo—, muchas de las
imágenes angustiosas pierden su poder. Su hijo podría también jugar a inventar
un nuevo final (algo que le guste más) para el sueño.
La mayoría de los niños sólo
tienen pesadillas de vez en cuando, y es algo normal que no debe preocupar; lo
único que hace falta en estos casos es que los padres los tranquilicen y les
den la seguridad que necesitan. Si las pesadillas impiden que su hijo duerma
suficiente o si están acompañadas de otros problemas emocionales o de
comportamiento, coméntelo con su pediatra.
Revisado por: D'Arcy
Lyness, PhD
Fecha de renovación: octubre de 2010
Fecha de renovación: octubre de 2010
HOLA, EN VERDAD TODOS TUS TEMAS SON BUENOS PERO ESTE Y EL DEL ENFADO SON EXCELENTES. ME ENCANTA TU BLOG. MUCHOS ÉXITOS.
ResponderEliminarhttp://determinosoyyo.blogspot.com/
Gracias estimada Leyda!!!Un fuerte abrazo!!!
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