- Aprenda lo que más pueda sobre la inteligencia límite.
- Piense que usted puede lograr una gran diferencia en la calidad de vida de este alumno. Averigüe cuáles son las potencialidades e intereses del alumno y concéntrese en ellas. Proporcionele oportunidades para el éxito.
- Si usted no forma parte del equipo de enseñanza especial, solicite un curso. Las metas educacionales del alumno estarán contenidas en éste, al igual que los servicios y apoyos que él o ella debe recibir. Hable con especialistas en su escuela o en otros centros.
- Sea tan concreto como le sea posible. Demuestre lo que desea decir en lugar de ofrecer sólo instrucciones verbales. Enseñe con dibujos, muestre una foto. Y en lugar de sólo presentar una foto, proporcione al alumno materiales y experiencias prácticos y la oportunidad de probar las cosas.
- Divida las tareas nuevas y más largas en pasos más pequeños. Demuestre los pasos. Haga que el alumno realice los pasos, uno por uno. Proporcione ayuda cuando sea necesario.
- Proporcione al alumno comentarios inmediatos de alabanza cuando realice algo bien.
- Enséñele al alumno destrezas de la vida útiles para la vida diaria, sociales, morales y ocupacionales. Haga que el alumno participe en actividades de grupo o en organizaciones.
- Trabaje junto con los padres del niño y junto a todo el personal escolar para crear e implementar un plan educacional especial para cumplir con las necesidades de cada alumno. Comparta información en una forma regular sobre cómo le va al alumno en la escuela y en casa.
Investigación realizada para la Fundación Belén dentro del proyecto Aceptar la Realidad por la Dra. Margarita Revenga, Profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid.
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