
En este post te voy a contar algunas cosas que nadie me
dijo del mindfulness… Conocí la escuela de la tradición
budista de Thich Nhat Hanh en el otoño de 2010
cuando me obligaron a ir a un retiro para
estudiantes universitarios en Deer Park Monastery[1].
Como buena estudiante universitaria rebelde, no
hice absolutamente nada de lo que se esperaba de mí
durante ese retiro, pero el solo hecho de asistir me
aseguraba el 40% de mi calificación final y no estaba
dispuesta a arriesgar mi graduación por un simple retiro.
Sin embargo, la idea de aprender mindfulness a través de
las enseñanzas de los monásticos quedó muy grabada
en mi inconsciente, hasta que el otoño siguiente decidí
regresar a otro retiro y comencé formalmente mi práctica.
Muchos artículos y estudios hablan de los beneficios
de la práctica de mindfulness. Entre los muchos
beneficios se encuentran la “reducción de síntomas
[como] depresión y ansiedad [además de]
reducir sustancialmente el estrés”[2].
Por ésta razón, actualmente se emplea en diferentes
contextos que van desde la práctica clínica en
psicoterapia, hasta en el contexto escolar. No obstante,
yo voy a hablar de las cosas que nadie, o casi nadie,
te dice de lo que sucede cuando practicas mindfulness.
1. Mindfulness no es igual a meditación sentado. Una
de los principales errores es creer que mindfulness es
igual a meditar sentado por horas. De acuerdo con la
tradición budista zen, particularmente la escuela de Thich
Nhat Hanh, la práctica de sitting meditation es solo una
de las diferentes formas de practicar la plena
consciencia. Existen otras formas tales como
mindful breathing, eating, mindful walking, mindful working,
entre otras. La razón es que cuando se habla de mindfulness
se debe especificar un objeto, es decir,
¿de qué eres plenamente consciente en el momento
presente? ¿De tus emociones, de tus pensamientos,
de tu cuerpo…? Si sientes que te es imposible
comenzar a practicar sentado, comienza por ser
plenamente consciente de otras actividades que
haces habitualmente, como lavar los platos o barrer tu patio.
2. La práctica no es un proceso linear. Muchos de los
artículos sugieren que con meditar de 5 a 10 minutos
diarios lograrás cosechar los beneficios de la
práctica del mindfulness y hay algo de verdad en eso,
porque ciertamente la práctica de la plena consciencia
es como germinar una semilla: solo después de unos
días comenzarás a ver como brota un retoño, y con el
tiempo, se convertirá en una planta. Sin embargo algo
que no siempre es evidente es que estos beneficios vienen
y van conforme progresas en la práctica. Por un lado,
porque la vida pasa y hay situaciones que ponen a
prueba el avance que llevas, y por otro porque conforme
vas explorando capas más profundas de tu ser te
encuentras con cuestiones no resueltas en ti.
Finalmente, la frecuencia y duración de cada
meditación es relativa. Conforme te vuelves más consciente
de tu cuerpo, tu cuerpo te dirá si debes meditar por más o
menos tiempo, o si simplemente debes abstenerte de
meditar ese día y practicar otra forma de plena consciencia;
sé compasivo contigo y con tu cuerpo.
3. Te vuelves más consciente de cuando no eres
plenamente consciente, y eso es ser plenamente
consciente también. Si eres consistente con tu práctica,
te darás cuenta de que cuesta trabajo mantener la
atención plenamente en el presente durante periodos
largos de tiempo ―a menos que estés totalmente
inmerso en una actividad como los niños cuando juegan―,
o que en ocasiones tomas decisiones poco “conscientes”
con tu cuerpo o con el medio que te rodea, como consumir
cosas que sabes que dañan tu cuerpo y tu
mente, mantener relaciones nocivas o desechar una
gran cantidad de plásticos al día. Inclusive puede que
comiences a atraparte más seguido en aquellos defectos
de tu persona que por años creías que sólo poseían los
demás, como la crítica destructiva, el sarcasmo, el
chisme, la soberbia, entre otros. Ya sabes lo que dicen,
lo que te choca te checa. No obstante, está bien.
El primer paso es volverse consciente. Los budistas creen
que el solo hecho de ser consciente de la ‘inconsciencia’
ya es en sí mismo un acto de plena consciencia.
Es imposible hacer un cambio de estilo de vida sin
reconocer que hay algo que necesitas cambiar;
y el cambio siempre viene de adentro, no del entorno.
4. Te vuelves más consciente de las necesidades de tu
cuerpo en general. En ocasiones nos sobrecargamos
de responsabilidades y expectativas que sobrepasan el
límite de nuestro cuerpo, como trabajo, escuela, familia,
ejercicio, tareas del hogar y demás. Con el paso del
tiempo notarás que poco a poco estarás cada vez
más en sincronía con tu cuerpo, hasta el punto de
‘escucharlo’ y reconocer cuando requiere actividad
física, meditar, agua, descanso, diversión o
comer nutritivamente. Lo anterior significa que pese a
que es importante tener una rutina bien establecida con
el fin de crear hábitos y disciplina, es importante hacer caso
de lo que te dice tu cuerpo a cada momento.
5. Tus relaciones sociales se vuelven
más significativas. Recuerdo que cuando comencé
a practicar mindfulness me llamaba la atención que las
pláticas de quienes llevaban años practicando fueran tan ‘extrañas’ en comparación al tipo de conversaciones
que solía mantener: charlas donde hablaba de mis
logros, los otros hablaban de sus logros, o en las
que hablábamos, a manera de crítica o chisme, de
otras personas. Lo anterior me lleva a advertirte
que probablemente notes que tu círculo social se reduce,
ya que poco a poco los cambios que vas realizando en tu
vida a raíz de estar más plenamente consciente de tu cuerpo,
tu mente, tus emociones y tu entorno en general,
te alejarán de personas que te invitan a
mantener conversaciones tóxicas y carentes de sentido,
pero que a la vez te permitirá consolidar aquellas
relaciones que te ayudarán a continuar creciendo como
persona. Asimismo, tus conversaciones se volverán
más profundas y llenas de enseñanza, donde el hablar
de uno mismo o de los demás es solo la excusa para
descubrir verdades y conocimientos que solo se
obtienen a partir de la experiencia de vida.
Espero que mi experiencia y aquellas cosas que he
descubierto en el camino te sirvan para comenzar
tu práctica de mindfulness, o si ya lo practicas,
para que no te desanimes si ves que no puedes ser
consistente.
[2] Schreiner, I., & Malcolm, J. P. (2008). The benefits of mindfulness meditation: Changes in emotional states of depression, anxiety, and stress. Behaviour Change, 25(03), 156-168.
FUENTE:
http://www.nuecesyneuronas.com/
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