La neurodiversidad y los misterios del cerebro







AUTOR

DR. MARIO VESTFRID


Doctor en Medicina. Profesor Titular de "Biología Humana" y "Neuroanatomía y Neurofisiología" de la Facultad de 
Psicología de la Universidad Nacional de La Plata.


Artículo publicado en el Diario El Día de La Plata: clic aquí.

En las últimas décadas, y fundamentalmente a partir de la del 90 con la aparición de nuevos métodos de estudio, se hizo posible estudiar al cerebro “in vivo” y con ello se produjeron grandes avances que permitieron comprender el funcionamiento del mismo como sistema.
En una primera etapa surgió el concepto de la neuroplasticidad, lo que permitió no sólo entender las recuperaciones funcionales que se observan luego de padecer diferentes patologías, sino comprender que cada una de las funciones nerviosas superiores es el resultado de la integración funcional de múltiples áreas o de todo el cerebro en su conjunto y no de un sector específico del mismo.
En los últimos años se describió un nuevo concepto, el de la neurodiversidad, que nos orienta a actuar de una manera más adecuada frente a ciertos trastornos neurológicos. En efecto, la neurodiversidad permite rescatar y reconocer las extraordinarias capacidades que se presentan en situaciones tales como el autismo, la hiperactividad y la dislexia entre otros procesos.
En tal sentido, la neurodiversidad se está convirtiendo en el término más adecuado para describir los adelantos más recientes que se observan en el campo de la neurociencia y de esta manera lograr que las personas en las cuales se diagnostica “un trastorno mental” puedan descubrir y desarrollar las potencialidades que le permitan integrarse adecuadamente a la sociedad.
A PARTIR DEL AUTISMO
El término “neurodiversidad” surgió a partir de observar las características “atípicas” y el funcionamiento “diferente” que se observa en las personas que tienen autismo, aunque luego se ha extendido y aplicado en gran parte del resto de los trastornos generales del desarrollo neurológico.
La neurodiversidad es un concepto nuevo afín al de biodiversidad y al de diversidad cultural, y como tales promueve la idea de que la diversidad en las características humanas también se extiende al campo neurológico, es decir, a nuestro cerebro. Las diferencias en nuestros cerebros, y por consecuencia en nuestras mentes, nos hacen útiles para la sociedad.
Lewontin, Rose y Kamin en 1984 plantearon la necesidad de modificar el enfoque que guiaba la investigación sobre las capacidades intelectuales. En efecto, hasta esa fecha se consideraba que la inteligencia era una capacidad que se heredaba y permanecía invariable a lo largo de la vida de cada persona. En la actualidad todos sabemos que cada cerebro es una unidad irrepetible a lo largo de la historia de la humanidad. Si hay algo que nos diferencia a cada uno es nuestro cerebro y esa diferencia no sólo depende de nuestro acervo genético sino también, y fundamentalmente, del impacto del ambiente en el proceso de aprendizaje. Pero debemos tener en cuenta que el aprendizaje no culmina con el proceso educativo. Aprendemos constantemente durante toda la vida porque el ambiente cambia. No sólo somos distintos unos de otros por el cerebro sino que el cerebro cambia y es diferente en cada uno de nosotros a lo largo de la vida. Por consecuencia, el nivel intelectual de cada persona no permanece estático a través de los años porque el ambiente condiciona las funciones intelectuales.
Para comprender mejor el concepto de neurodiversidad tenemos que tener en cuenta que en las personas con diferentes condiciones manifestadas en su comportamiento, estructuras mentales y/o neuropsicológicas, no siempre existen incompetencias que los separan tácitamente de los así llamados “normales”. En efecto lo que existe entre unos y otros son diferencias a lo largo de un continuo de competencias, y esto se detecta perfectamente en el espectro autista con el grado de socialización alcanzado en cada caso. Esta es la razón por la cual en la actualidad se habla de “condiciones diferentes” en lugar de enfermedad o trastorno y a partir del año 2005 se instauró el 18 de Junio como el “Día del Orgullo Autista” para resaltar la neurodiversidad que se observa en el espectro autista.
GENIOS CELEBRES
La pregunta que surge y que da sustento a este nuevo enfoque es: ¿Qué tenían de común Isacc Newton, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Michelandelo Di Lodovico-Miguel Angel-, Inmanuel Kant y Alberto Einstein entre otros? La respuesta es que estos “genios” presentaban, de acuerdo a las evidencias, algún grado de autismo dentro del espectro de competencias, por lo cual desde la neurodiversidad como nuevo paradigma, sería una forma diferente resultante del desarrollo funcional del sistema nervioso.
En síntesis, la construcción de nuestra mente depende de múltiples factores y la variación en el desarrollo de la misma puede tener consecuencias en la comunicación, las emociones y la socialización, por lo cual muchas de las investigaciones en la actualidad están enfocadas en analizar los posibles fallos en el sistema de neuronas espejo.
CELULAS PARTICULARES
Las neuronas espejo fueron descubiertas por el Grupo de Parma dirigido por Giacomo Rizozlatti en 1996 y conforman un sistema de células particulares que permiten hacer propias las acciones, sensaciones y emociones de los demás. Estas células son de fundamental importancia en los primeros tramos del aprendizaje por imitación en los niños. Se sostiene, como hipótesis, que cuando estas células fallan, estructural y/o funcionalmente, se produce una alteración en el procesamiento de los estímulos sociales y por consecuencia da lugar a importantes dificultades para entender el mundo social y las relaciones que se deben establecer con el mismo, por lo cual predomina en estos niños la inteligencia de tipo lógica o impersonal.
La inteligencia es la facultad de conocer y comprender las cosas con el objeto de resolver los problemas a través de pensamiento y el razonamiento. Hasta no hace muchos años se consideraba que la inteligencia humana era unitaria y que era posible describir en forma adecuada a las personas como poseedoras de una única inteligencia cuantificable. Sin embargo, en la actualidad se habla de las inteligencias, es decir, que habría por lo menos nueve inteligencias diferentes y con ello surge el concepto de las inteligencias múltiples.
Todos somos diferentes e irrepetibles y tenemos una combinación única y propia de las diferentes inteligencias, por lo cual cada uno de nosotros podemos reforzar o fortalecer alguna de estas inteligencias. Teniendo en cuenta estos aspectos, que tienen como base la neurodiversidad, se puede lograr con dedicación y esfuerzo una educación de excelencia.
En tal sentido, la diversidad funcional del cerebro o neurodiversidad es lo que nos permite entender porque somos diferentes y porque en muchos circunstancias los planes educativos rígidamente establecidos no dan los resultados esperados. Miguel López Astorga señala que “…el concepto de neurodiversidad se impone ante nosotros como la brújula que debe guiar el quehacer educativo…”.
En conclusión, tradicionalmente los planes educativos tienden a ahondar y trabajar fundamentalmente sobre los atributos negativos de los educandos. Por el contrario si queremos lograr una educación inclusiva debemos centrarnos en los aspectos o atributos positivos, que desde la neurodiversidad como el paradigma, son los verdaderos ejes potenciales que nos pueden permitir el desarrollo más adecuado de cada estudiante en particular.

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