Decálogo para profesores de alumnos con TDAH

EN EL COLEGIO
CONSEJOS ÚTILES PARA EL BUEN FUNCIONAMIENTO DE TODA LA CLASE


Decálogo para profesores de alumnos con TDAH
Lo primero es conocer en qué consiste al trastorno 
y cómo afecta al comportamiento del escolar
Redacción. Madrid
Conocer qué es el TDAH y entender al alumno; 
asignarle un compañero ayudante; 
segmentar las tareas; 
utilizar el cuaderno único; 
elegir la pauta y útil de escritura más adecuado; 
suprimir enunciados; 
utilizar la pizarra de los deberes; 
adaptar los exámenes; 
preguntar al alumno qué otras cosas sabe sobre el tema;
 y la Ley del 3 a 1. 
Estos son los ‘diez mandamientos’ 
que el pedagogo Jesús Jarque 
aconseja que pongan en práctica los maestros de Primaria 
que educan a alumnos con TDAH.
Un decálogo de consejos que también es útil para el buen 
funcionamiento de toda la clase.

Así, lo primero de todo es conocer el trastorno y 
comprender cómo afecta al comportamiento del escolar
Después, es recomendable asignar un ayudante al alumno 
con TDAH, un compañero que tenga una habilidad especial 
para recordarle que anote los deberes o hacerle una señal
para centrarle cuando no esté atendiendo. 
Como los niños con este trastorno pueden no ser capaces 
de afrontar ocho ejercicios seguidos, 
Jarque recomienda a los profesores 
plantear los ejercicios de dos en dos 
para que puedan asumir la carga de trabajo.

El cuaderno único, poniendo siempre la fecha y 
la asignatura en la página, es una buena forma de ayudar 
al alumno con TDAH a organizarse porque, aunque desde 
hace unos años se ha generalizado el uso de un cuaderno 
por asignatura, esto puede ser complicado de manejar para 
el escolar. Basándose en su experiencia, Jarque señala que
 las hojas cuadriculadas les confunden y que, en general, 
las más adecuadas son las de una línea. El lapicero se
 puede borrar, pero enlentece la escritura, así que el útil de
 escritura más adecuado puede ser el bolígrafo de gel
poniendo entre paréntesis los errores.
El pedagogo aconseja a los maestros no hacer copiar a 
los alumnos los enunciados de los ejercicios, ya que 
supone un esfuerzo extra improductivo. Lo que sí pueden 
hacer es enseñarles a indicar correctamente las actividades: 
número de página del libro y número de ejercicio. 
La pizarra de los deberes es un método que ayuda a 
todos los profesores a coordinarse. Cada uno de ellos 
manda una serie de ejercicios para que los alumnos hagan 
en casa y, al final del día, la cantidad de los ejercicios puede
 ser inasumible. Si apuntan las tareas que han encargado 
en un sitio visible para todos, los siguientes pueden 
ir controlando la cantidad de trabajo acumulado.
Los exámenes escritos suelen ser un punto débil para
 los alumnos con TDAH, por lo que adaptar la forma de 
evaluarles da muy buenos resultados. Para ello, Jarque 
propone aumentar el tamaño de la letra y el espacio para 
responder; plantear los enunciados de forma clara y remarcar
 las palabras clave; entregar al alumno las hojas secuenciadas; 
utilizar formatos de respuesta breve (tipo test); y 
hacer parte de la evaluación 
de forma oral.
La mayoría de los niños con TDAH sabe más de lo que
 finalmente plasma en el examen escrito. Poe eso, el profesor 
puede incluir siempre una pregunta que permita al alumno
 contar todo lo que ha aprendido sobre el tema o qué otras
 cosas relacionadas sabe. Por último, la ley del 3 a 1 consiste 
en utilizar refuerzos positivos en una proporción de tres 
veces por cada una que haya que recriminarle su 
conducta. “Los refuerzos positivos suelen aumentar 
la probabilidad de que una conducta se repita”,
 recuerda Jarque.
FUENTE:


Comentarios