Claves para educar a prevenir el estrés




Claves para educar para prevenir el estrés


Nuestra preocupación debe estar dirigida en una doble dirección para combatir el estrés: plano fisiológico y plano psicológico. Respecto al primero, es necesario favorecer una dieta y reposo adecuado, así como un sano y proporcionado ejercicio físico, acompañado por un tiempo de ocio, que verdaderamente sirva para relajarse y no genere más tensión (es lo que ocurre, muchas veces, en las “escapadas de fin de semana”, en que el descanso se convierte en estrés por culpa de los atascos o el intento de hacer muchas cosas en poco tiempo: visitar a unos amigos, ir de compras, etc.).

En el plano psicológico la situación es más compleja. Enunciaremos algunas claves que consideramos imprescindibles para evitar generar un gran estrés o angustia a nuestros hijos:

# 1.- Metas adecuadas

No hay que exigir más de lo que el niño pueda dar (ni por supuesto tampoco menos): a nivel académico, deportivo, de responsabilidad, etc. El mismo debe ir aceptando sus propias limitaciones, no como un defecto, sino como su propia realidad, que le puede producir bienestar y paz mental.

# 2.- Favorecer la autoestima del niño

Dos ideas básicas: cuando el niño triunfe (haber realizado un buen examen, haber hecho un buen partido de fútbol o una acción de solidaridad, etc.) no echarle un jarro de agua fría con comentarios como: “está bien, pero no te duermas en los laureles”; cuando fracase, apoyarle con palabras de aliento, transmitiéndole que lo queréis no por lo que hace (buenas notas) sino por lo que es (vuestro hijo).

# 3.- Buena gestión de su tiempo

No pretendamos que nuestro hijo realice muchas actividades en la semana. Si va al colegio, y después a clase de inglés, y dos días a la semana a natación, o bien a pintura o ballet, posiblemente termine 'ahogado' por la falta de tiempo... para respirar (jugar, ver un poco la TV, leer o pasear, etc.).

# 4.- 'Vacunarse' contra el estrés

Del mismo modo como se vacunan a las personas contra determinados virus, sería necesario 'vacunar' a nuestros hijos contra el estrés futuro en su vida de adulto. ¿Cómo? No sobreprotegiéndoles de manera que, cuando les surja cualquier contrariedad y ya no tengan a los padres para resolverles el problema, se estresen tanto que sean incapaces de dar una respuesta adecuada a la dificultad que se les haya presentado.

# 5.- Ambiente familiar acogedor

Un gran antídoto contra el estrés es un medio familiar tolerante y flexible, donde todo se pueda pensar y decir (aunque no realizar), y donde el niño se sienta querido y valorado, y donde las reglas de comportamiento sean claras y asequibles. Quizás una de las mil formas que existen para crear este ambiente son las actividades familiares conjuntas: paseo por el parque, juegos colectivos, comer fuera de casa, viajar, etc.

¿Cómo se consigue la paz mental y el equilibrio emocional?

En un mundo de prisas y de múltiples estímulos no nos queda tiempo para pensar sobre nuestras propias emociones y deseos. Podemos tener miedo a reflexionar sobre nosotros mismos pues creemos que encontraremos muchas cosas que no nos gustan, pero no nos damos cuenta de que también descubriremos aspectos nobles que fortalecerán nuestro yo. Es, pues, este ejercicio de introspección el que nos puede facilitar los cimientos para recuperar nuestro equilibrio emocional.

Es a partir de ese conocimiento propio como podemos entender y estar en paz con lo que nos rodea. Así dice Fray Luis de León: “Estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás”. Para que los otros no deformen nuestra imagen debemos estar muy seguros de cómo sentimos y qué somos. Los demás son un espejo que nos pueden ayudar a encontrar la paz mental, pero también nos pueden distorsionar nuestra propia imagen y consiguientemente provocar el malestar y la pérdida del equilibrio interno.
El estrés como la sal de la vida
Todo ser vivo, para seguir existiendo, necesita tener la capacidad de responder a los estímulos negativos (virus, bacterias, etc.) con los que está en contacto. De lo contrario moriría. Por esto un “cuanto” de “respuestas inespecíficas” es imprescindible para no desaparecer.

Lo mismo ocurre en la esfera psíquica: no podemos permanecer neutros ante situaciones más o menos traumatizantes: un fracaso escolar, una ruptura sentimental o el diagnóstico de una enfermedad mortal. Todas esas circunstancias necesitan una resonancia psíquica, que indique que estamos vivos mentalmente.

Por esto podemos afirmar que el estrés es como la sal: en pequeñas cantidades sirve para 'condimentar' la vida, pero un exceso no lo podríamos soportar y perderíamos el equilibrio emocional, y una carencia total nos llevaría a un estado de inanición y a la muerte.

ALEJANDRO ROCAMORA BONILLA
Psiquiatra y catedrático de Psicopatología
Cómo controlar el estrés( ARTÍCULO COMPLETO)
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FUENTE:
http://www.cuidatusaludemocional.com/


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