PROGRAMACION POR OBJETIVOS/Síndrome Down,

PROGRAMACION POR OBJETIVOS
Los programas educativos para los escolares con síndrome de Down difieren de los de la etapa de Atención Temprana y de los de sus compañeros en la escuela común en su estructuración y sistematización, así como en la descomposición en mayor número de pasos intermedios u objetivos parciales más pequeños. Esto supone que, además deseleccionar algunos objetivos que no están contemplados en los currículos ordinarios, será preciso adaptar otros, tanto en su contenido, que debe reducirse a lo esencial, como
en los materiales utilizados y en las actividades a realizar.


Los objetivos a seleccionar serán:
a) Los más importantes y funcionales para ese momento de la vida del niño.
b) Aquellos que son base y fundamento de futuras adquisiciones claramente necesarias.
c) Los que ayuden de un modo claro y determinante al desarrollo de sus capacidades mentales: atención, memoria, percepción, pensamiento lógico, comprensión, etc.

A la hora de sistematizar los objetivos específicos, parciales o pasos intermedios, pueden encontrarse dificultades porque no siempre es evidente qué pasos preceden a otros, ni si un niño en concreto necesita más parcelación o, por el contrario, avanza «saltándose» algún paso. La experiencia demuestra que es más eficaz plantearse que el niño necesita avanzar poco a poco, teniendo éxito siempre, y que, por tanto, hay que elaborar muchos pasos intermedios antes de lograr un objetivo más general. Si un niño no necesita esos pasos, él mismo nos lo mostrará y le facilitaremos su propio avance más rápido.

Muchos de los fracasos escolares que se dan actualmente en la integración escolar se deben a una carencia de programas elaborados o adaptados expresamente para ese alumno concreto con necesidades educativas especiales. Necesitamos ser observadores, flexibles y creativos para analizar las causas de la falta de progreso o progresos demasiado lentos.
Es importante destacar que los alumnos con síndrome de Down pueden mostrar una cierta asincronía en su madurez y en sus adquisiciones.

Los parones aparentes que muestran en algunos momentos pueden ser síntoma de que en ese instante están al máximo de su capacidad, o que están consolidando y generalizando lo adquirido, o que su avance en otras áreas no les permite avanzar de un modo simultáneo en la que aparece frenada. Nunca debemos creer que se dio la plataforma o meseta permanente e inmutable. Hay que continuar trabajando.
Si tenemos cuidado en la elaboración de un programa con objetivos específicos, parciales e intermedios, para alcanzar un objetivo más amplio y general, es evidente que eso nos permite trabajar sin ambigüedades. De esta forma es fácil evaluar los progresos y las dificultades. Mantener un objetivo claro y específico no implica rigidez, sino que facilita:

a) Una programación concreta que todos cuantos intervienen en la educación del niño deben conocer y pueden entender.
b) Una observación detallada.
c) Un registro diario.
d) Una evaluación de resultados a corto plazo.
e) Un cambio ágil en cuanto se supera el objetivo o se observa un error de programación o el alumno no progresa.

Los alumnos con síndrome de Down necesitan mucha más práctica y repetición de actividades y ejercicios, debiendo variarse convenientemente la presentación del material, para evitar la rutina y el aburrimiento. ¡Pronto se darán cuenta de que tienen que esforzarse más que los chicos de su clase y que, aun así, las cosas les salen peor!

Nuestro estímulo, comprensión y apoyo estarán siempre presentes. Como se deduce lógicamente, hace falta tiempo, medios y un cambio en las actitudes de los profesores.
Equipo de Orientación Educativa de Rioja Baja
Fuente Consultada:
“Síndrome de Down: lectura y escritura”.
Editorial Masson. Barcelona.

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