Tiempo para educar. Una reflexión

Artículo que invita a observar y valorar las pautas educativas familiares


Tiempo para educar. Una reflexión
¿Estamos educando bien a nuestros hijos ? Ésta es una pregunta que, seguro, todos los padres se plantean alguna vez.
Existen valores como la solidaridad, la honestidad, la lealtad, el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, la tolerancia y la responsabilidad, que hacen crecer al individuo como persona y que surgen, primordialmente, por influjo y en el seno de la familia. Pero, ¿conseguimos transmitírselos a nuestros hijos?
Quizás, en la sociedad actual, los niños están inmersos en un entorno demasiado lleno de estímulos materiales. Vivimos en un mundo que da más relevancia al hecho de “poseer cosas” que a formarse como persona; parece como si se hubiera relegado a un segundo plano el objetivo de desarrollarse como ser humano íntegro, desplegando todas las potencialidades que cada uno tiene. En este marco, el problema para el niño podría darse si careciera de la orientación y el modelo (ejemplo) de las personas significativas en su vida (padres, hermanos y demás familia próxima, amigos, maestros,…), que le ayuden a discernir entre lo necesario y lo positivo de lo que no lo es, y a saber reconocer sus límites.
Para la transmisión de estos valores, los padres necesitamos dedicar tiempo a nuestros hijos. Aunque éste pueda ser un bien escaso por las obligaciones laborales y/o sociales que tenemos contraídas, es importante nuestra disponibilidad y que sea un tiempo de “calidad”; la comunicación en la familia constituye un factor clave en la educación de los hijos.
Se necesita tiempo para explicarles por qué deben compartir eso que tanto les gusta con la persona que tienen al lado; por qué decir siempre la verdad, aunque a veces sea duro; por qué, aunque cueste trabajo, es preciso dedicarle unos momentos y acabar correctamente esa tarea tan “aburrida” que les han impuesto en clase. En suma, un tiempo para proporcionarles argumentos y motivaciones que refuercen sus actitudes positivas y les ayuden a manejar aquellas menos deseables.
Compartiendo con ellos ese tiempo “de calidad”, les estimulamos a bucear en sí mismos y a descubrir que poseen en su interior cualidades muy destacables y algunos aspectos más negativos (pereza, falta de control a la hora de comer, egoísmo…) que pueden y deben corregir. Enseñándoles y orientándoles sobre cómo hacerlo, los padres les ayudamos a comprender que está en su interior la capacidad de controlarse, para que, en el futuro, ellos puedan conducir su vida adulta con disciplina y, aún aceptándose íntegramente en todos sus aspectos, tanto los positivos como los menos favorables, sean capaces de fomentar aquellos e ir manejando estos últimos.
Es función de los padres ir educando con afecto esa “brújula” interna, que toda persona tiene, que hará que sus hijos no pierdan el “Norte” cuando crezcan y que sean capaces de superar los problemas que se les irán presentando, ineludiblemente, a lo largo de su vida. Y hay que empezar a hacerlo desde muy pequeños. Desde ahora mismo.
En los artículos publicados en los sucesivos números de la revista “Familias, pediatras y adolescentes en la Red ” (FAMIPED), de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, encontrarán el apoyo de diferentes profesionales, psicólogos, pediatras y docentes para llevar a cabo esta tarea: la educación integral de los hijos. ¡No hay nada más importante!
Familias, Pediatras y Adolescentes en la Red. Mejores padres, mejores hijos.
FAMIPED-Revista electrónica de información para padres de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap)

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